En el partido de ayer de Copa, Sporting-Valencia, se produjo una circunstancia muy interesante que sería muestra de que en fútbol el "ojo de halcón" no merece la pena.
En el gol que suponía el empate del Valencia Parejo chutó al larguero, el balón botó sobre la línea y volvió a entrar al campo, entonces Gameiro remató a gol.
El árbitro inicialmente anuló el gol por supuesto fuera de juego de Gameiro pero el VAR le rectificó y concedió gol.
Lo que no ha transcendido es que fue lo que el VAR dio por válido. Las imágenes muestran que el balón botó totalmente dentro por lo que el gol habría que atribuírselo a Parejo. O bien que Gameiro no estaba en fuera de juego.
En cualquier caso lo interesante estuvo en que las imágenes ofrecidas al VAR fueron suficientes para apreciar que el balón había botado totalmente dentro de la portería. Es decir, que no es imprescindible el Ojo de halcón para resolver aquellas situaciones de "goles fantasma".
Nadie cuestiona que el ojo de halcón es una tecnología mucho más sofisticada y precisa para resolver los casos de goles fantasma. Pero también es una tecnología excesivamente cara de muy escasa aplicación en fútbol. Y es por esto último que no merece su implantación en el fútbol (en otros deportes sí). En muchas de las escasas situaciones de goles fantasma podrían bastar las imágenes del VAR, tal como se pudo apreciar ayer.