Jzxfile
Mega Fútbol
- 16/4/12
- 6.596
- 303
- Equipo

La presentación formal de la nueva camiseta Adidas de Alemania no hizo más que enardecer el ya acalorado debate entre los aficionados al fútbol que se desató al conocerse el nuevo uniforme titular de Colombia. Un debate que, por otra parte, ha tenido ya varios capítulos entre los amantes de la indumentaria deportiva desde que la FIFA y distintas federaciones nacionales acentuaron la tendencia por la uniformidad de colores. Esto es, favorecer los conjuntos de camiseta, pantalón y medias de uno o a lo sumo dos colores y que simultáneamente haya una clara diferenciación entre los kits que cada equipo utiliza como opciones titular y alternativa. Es decir, que para las competencias oficiales de FIFA los seleccionados cuenten con un uniforme de colores claros y otro de tonalidades oscuras.
Como suele suceder, de un lado minoritario se colocan quienes prestan mayor atención a los detalles estéticos y a las innovaciones del diseño, a quienes esta tendencia al monocromatismo no parece preocuparles especialmente . Del otro, los más férreos defensores de las tradiciones futboleras, para quienes la alteración de los clásicos uniformes de los equipos equivale a una pequeña tragedia. Y en el medio, como casi siempre, hay en verdad unos cuantos matices para analizar.

Alemania con shorts blancos frente a Argentina, en el Mundial ´66
Sobre las tradiciones
En primer lugar, reconozcamos una verdad: no deben de existir fanáticos del deporte más conservadores que los del fútbol. Para casi todos ellos los colores de un equipo son algo así como un mandato impuesto por una deidad en un pasado tan mítico como indeterminado, de suerte tal que nadie -ni los burócratas, ni las marcas deportivas ni sus diseñadores- debería osar siquiera a sugerir la menor modificación. Lo cierto es que cualquiera que se proponga indagar un poco más en la historia del fútbol descubrirá que la enorme mayoría de los clubes y seleccionados nacionales eligieron sus colores por los motivos más prosaicos que se pueda imaginar (por lo general, porque era lo que había a mano) y más tarde los modificaron todas las veces que se creyó conveniente hacerlo. Si bien es cierto que con el paso de los años muchos equipos se identificaron de una manera muy especial con los colores adoptados (y que éstos luego sufrieron modificaciones muy menores), también lo es que muchas casacas de las más famosas no tienen una tonalidad del todo definida. Sin ir más lejos, ¿cuáles serían el azul y el oro más “correctos” para Boca Juniors? ¿Los de la bandera de Suecia? Un tradicionalista e historicista a ultranza debería sostener esta idea, pero Boca ha cambiado decenas de veces la tonalidad de sus camisetas titulares sin que se desatara ningún escándalo. Y lo mismo cuenta para la mayoría de los clubes argentinos.

Otra vez Alemania con shorts blancos, frente a Polonia en el 74
Sobre los uniformes
Distinto es el caso de aquellos equipos que en algún momento de su historia optaron claramente por una combinacion de colores bien definida para su uniforme: Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, Escocia, Francia, Hungría, pero también la Roma y el Hamburgo son ejemplos de equipos de uniforme tricolor: un color de camiseta, otro de pantalón y otro de medias. A lo largo de los años esas combinaciones fueron celosamente respetadas, aunque ya hay ejemplos de alteraciones tendientes a una mejor distinción entre la indumentaria de equipos rivales al menos desde la Copa del Mundo Inglaterra ´66. Ha sido precisamente en los Mundiales en donde la FIFA ha hecho mayor hincapié en la necesidad de diferenciar los colores de los equipos. Los lectores de cierta edad recordarán haber visto más de un Mundial en un televisor blanco y negro, y aquel sí que era un motivo atendible. Ahora bien, en pleno auge del HD y el 3D, las alteraciones a los uniformes no parecen tener otra justificación que la escasa visión de ciertos árbitros. Desde luego, todos los argumentos que giran en torno a las necesidades de las marcas deportivas de introducir nuevos productos pueden ser atendibles, pero la tendencia a homogeneizar a todos los seleccionados en diseños de kits monocromáticos parece haber llegado para quedarse también en las instancias eliminatorias y hasta en los partidos amistosos. De este modo, cuando un determinado uniforme -especialmente los tricolores- cuenta con una justificación histórica y una sólida identificación entre sus seguidores, es de suponer que las invocaciones a las tradiciones y el respeto por los colores no deberían ser tomados a la ligera.
Alemania cambia medias blancas por verdes y México rojas por blancas en Argentina ´78. El motivo, un misterio

Alemania cambia medias blancas por verdes y México rojas por blancas en Argentina ´78. El motivo, un misterio
Por el contrario, existen casos en que las alteraciones en uniformes suelen ser ignoradas o incluso bien recibidas. Ya pocos parecen reclamar las clásicas medias negras que España tuvo hasta hace pocos años, y lo mismo podría decirse de la Roma, que parece haberlas cambiado por otras del color de su casaca. Estos son más bien casos que podríamos llamar “residuos históricos”. Hasta bien entrados los años 50 del siglo pasado, lo corriente era que todos los equipos del mundo usaran medias oscuras: negras, grises, azules, a lo sumo rojas. Desde entonces muchos optaron por todo tipo de variantes multicolores, pero todavía hay algunos “empecinados” que mantienen la vieja tradición. Un ejemplo a mano podría ser el Sevilla, que sólo en contadas ocasiones suele cambiar sus medias negras de siempre. Tampoco era tan común ver equipos con shorts que no fueran blancos, negros o grises, por lo que se podría decir que los uniformes monocromáticos son una invención más bien reciente. Nada ni nadie podría alterar hoy el colorado uniforme del Liverpool, pero hasta mediados de los años 60 éste incluía pantalones blancos.
El caso de Colombia también es especial. Su uniforme tricolor es de adopción más bien reciente (los años 80), pero el hecho de que esté basado en los colores de la bandera nacional hace que ciertos espíritus se subleven frente a una modificación como la que acaba de introducir Adidas. Por otro lado, los franceses no parecen demasiado preocupados por el abandono de sus uniformes tricolores, primero el alternativo y, más recientemente, también el titular. En Italia, en cambio, muchos preferirían ver a los azzurri siempre con shorts blancos, aunque el cambio no parece tan dramático. Finalmente, que equipos importantes como Argentina, Alemania o Inglaterra modifiquen los colores de sus pantalones y medias no debería ser motivo de sorpresa: si bien ciertas combinaciones se han repetido con más frecuencia, los cambios han sido constantes a los largo de los años. Cada uno tendrá una preferencia estética, desde ya, pero la cuestión no debería pasar de allí.

La nueva camiseta de Alemania tiene un antecedente muy claro en la campeona del 90
Sobre la estética
En lo personal, la tendencia al monocromatismo impuesta -aunque nunca explícitamente reconocida- por la FIFA me molesta más por razones estéticas que por el consabido respeto a las tradiciones, si bien en cada caso el grado de incidencia de cada motivo puede variar. No me parece escandaloso que Argentina, Colombia o Alemania jueguen con shorts blancos, sí me parece un atentado visual, especialmente en los dos primeros casos. Me cuesta ver a una España totalmente de rojo, por la tradición y porque no veo ninguna mejora con el cambio. Puedo entender la idea detrás de la multicolor “V” de la camiseta de Alemania -que arranca y termina en imperceptibles líneas negras y doradas, mientras que los distintos tonos de rojo ocupan un lugar mucho más preponderante- como una recreación de la famosísima camiseta campeona de 1990, pero en lo personal no creo que se haya resuelto de manera armómica. Quiero decir: la “V” me parece de un tamaño desproporcionado.
En definitiva, una postura razonable frente a esta cuestión debería tener en cuenta que absolutamente nada en la historia del fútbol -en rigor, en la historia en general- es estático, sagrado o inmodificable, pero que también los cambios deberían ser apropiadamente comunicados y fundamentados, que éstos deberían tener en cuenta ciertos mínimos factores históricos y redundar en una mayor calidad, variedad e inventiva estética. Cuesta entonces mucho trabajo innecesario la defensa de la tendencia monocromática actual al observar sus resultados más recientes.
Fuente: AYS