Peter73
Mega Fútbol
- 29/7/13
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Cuando uno piensa en Brasil nos viene a la cabeza el pentacampeonato del mundo, los maravillosos jugadores que ha dado al fútbol y su indiscutible reinado a nivel mundial.
Sin embargo, voy a intentar demostrar que este hecho no es tal si consideramos el fútbol desde su modernidad.
El fútbol moderno empieza en la década de los setenta con el Ajax de Amsterdam. Tal vez un poco antes con el Feyenoord, campeón de Europa en 1970. Es entonces cuando se introduce el concepto del fútbol total. El juego sin balón pasa a ser tan importante como jugar con el balón. Los equipos ya no se parten por la mitad, todos atacan y todos defienden por igual. Cualquiera puede ser defensa, centrocampista o delantero durante un mismo partido. El mundo asiste atónito a la práctica de las rotaciones y coberturas, ejecutadas impecablemente fruto de modernas técnicas de preparación física. El Ajax acuñó este nuevo tipo de fútbol durante su reinado en Europa (1971-73) siendo relevado por el Bayern de Munich durante los tres años siguientes (1974-76). Este hecho también se trasladó a nivel de selecciones, jugando Alemania Federal y Holanda la final del que podemos considerar el primer campeonato del mundo del fútbol moderno, el de Alemania'74, el del fútbol total.
Pues bien, tomemos los mundiales celebrados desde ese momento histórico. Desde 1974 hasta 2010. Son diez en su conjunto. Podemos observar un dato revelador. De los cinco mundiales cosechados por Brasil, tres son anteriores al nacimiento del fútbol total. Pero no sólo eso, además, Brasil no supera a ninguno de sus grandes rivales clásicos, que se reparten dos títulos cada uno.
Brasil: 1994-2002
Italia: 1982-2006
Alemania: 1974-1990
Argentina: 1978-1986
A ellas se suman dos equipos que aprovecharon su momento; Francia, campeón en 1998 en su país con un conjunto rocoso alrededor de una gran figura (Zidane), y España, ganador en 2010 en un continente neutral con un equipo que aunó una gran calidad sin ninguna estrella rutilante.
Bien, ¿qué ha pasado con Brasil desde la retirada de Pelé, que coincidió con el comienzo del fútbol tal y como lo conocemos y concebimos hoy en día?
Brasil prefirió mantener su filosofía de juego. La seleçao vivió un período gris durante la década de los setenta, en la que no alcanzó ninguna final y concedió resultados impensables hasta la fecha (empates con Yugoslavia y Escocia en el 74 o con Suecia y España en el 78). En los ochenta, Brasil logró conjuntar dos equipos extraordinarios para los dos campeonatos del mundo de la década, y en ambos sufrió el mismo destino. El maravilloso fútbol que nos deslumbró en el Mundial de 1982 celebrado en España fue ejecutado inmisericordemente por la rapidez y el contragolpe italiano. Del mismo modo, el estilizado conjunto de 1986 fue herido de muerte por la experiencia y sabiduría gala, con una pizca de mala suerte también. Ésto marcó un punto de inflexión. Brasil debía adaptarse sí o sí a un tipo de fútbol que traicionaba su espíritu legendario, pero al que era indispensable amoldarse para reverdecer viejos laureles. Tras un comienzo titubeante de la mano de Sebatiao Lazaroni, quien introdujo por vez primera la figura del líbero en Brasil dentro de un sistema 3-5-2 pero que no pudo evitar la eliminación del Mundial de 1990 a manos de Argentina y Maradona (injustamente de nuevo); el regreso del fútbol brasileño a los altares se produjo durante la década de los noventa y principios del nuevo siglo de la mano de Carlos Alberto Parreira y Felipao Scolari, dos técnicos que supieron conjugar el innato talento brasileño con la preparación física y rigor táctico europeo bautizado durante la década de los setenta por la Naranja Mecánica.
Desde el nacimiento del fútbol moderno Brasil tardó casi VEINTICINCO años en volver a ser campeón del mundo y más de TREINTA en ponerse a la altura de sus grandes rivales.
¿Quiere esto decir que estoy ninguneando el fútbol brasileño? ¿Acaso estoy apuntando que Brasil no es la mejor selección de la historia?
En absoluto. Brasil es pentacampeón del mundo por derecho propio. Brasil es la mejor selección de la historia. Brasil ha dado, sigue dando y dará los mejores jugadores del planeta porque tienen un talento innato para ésto de jugar a la pelota con los pies. Pero no está de más señalar que Brasil no es la selección que mejor se ha adaptado al fútbol tal y como lo conocemos, concebimos y practicamos hoy en día.
En el fútbol moderno, la gloria de Brasil es una gloria compartida.
Sin embargo, voy a intentar demostrar que este hecho no es tal si consideramos el fútbol desde su modernidad.
El fútbol moderno empieza en la década de los setenta con el Ajax de Amsterdam. Tal vez un poco antes con el Feyenoord, campeón de Europa en 1970. Es entonces cuando se introduce el concepto del fútbol total. El juego sin balón pasa a ser tan importante como jugar con el balón. Los equipos ya no se parten por la mitad, todos atacan y todos defienden por igual. Cualquiera puede ser defensa, centrocampista o delantero durante un mismo partido. El mundo asiste atónito a la práctica de las rotaciones y coberturas, ejecutadas impecablemente fruto de modernas técnicas de preparación física. El Ajax acuñó este nuevo tipo de fútbol durante su reinado en Europa (1971-73) siendo relevado por el Bayern de Munich durante los tres años siguientes (1974-76). Este hecho también se trasladó a nivel de selecciones, jugando Alemania Federal y Holanda la final del que podemos considerar el primer campeonato del mundo del fútbol moderno, el de Alemania'74, el del fútbol total.
Pues bien, tomemos los mundiales celebrados desde ese momento histórico. Desde 1974 hasta 2010. Son diez en su conjunto. Podemos observar un dato revelador. De los cinco mundiales cosechados por Brasil, tres son anteriores al nacimiento del fútbol total. Pero no sólo eso, además, Brasil no supera a ninguno de sus grandes rivales clásicos, que se reparten dos títulos cada uno.
Brasil: 1994-2002
Italia: 1982-2006
Alemania: 1974-1990
Argentina: 1978-1986
A ellas se suman dos equipos que aprovecharon su momento; Francia, campeón en 1998 en su país con un conjunto rocoso alrededor de una gran figura (Zidane), y España, ganador en 2010 en un continente neutral con un equipo que aunó una gran calidad sin ninguna estrella rutilante.
Bien, ¿qué ha pasado con Brasil desde la retirada de Pelé, que coincidió con el comienzo del fútbol tal y como lo conocemos y concebimos hoy en día?
Brasil prefirió mantener su filosofía de juego. La seleçao vivió un período gris durante la década de los setenta, en la que no alcanzó ninguna final y concedió resultados impensables hasta la fecha (empates con Yugoslavia y Escocia en el 74 o con Suecia y España en el 78). En los ochenta, Brasil logró conjuntar dos equipos extraordinarios para los dos campeonatos del mundo de la década, y en ambos sufrió el mismo destino. El maravilloso fútbol que nos deslumbró en el Mundial de 1982 celebrado en España fue ejecutado inmisericordemente por la rapidez y el contragolpe italiano. Del mismo modo, el estilizado conjunto de 1986 fue herido de muerte por la experiencia y sabiduría gala, con una pizca de mala suerte también. Ésto marcó un punto de inflexión. Brasil debía adaptarse sí o sí a un tipo de fútbol que traicionaba su espíritu legendario, pero al que era indispensable amoldarse para reverdecer viejos laureles. Tras un comienzo titubeante de la mano de Sebatiao Lazaroni, quien introdujo por vez primera la figura del líbero en Brasil dentro de un sistema 3-5-2 pero que no pudo evitar la eliminación del Mundial de 1990 a manos de Argentina y Maradona (injustamente de nuevo); el regreso del fútbol brasileño a los altares se produjo durante la década de los noventa y principios del nuevo siglo de la mano de Carlos Alberto Parreira y Felipao Scolari, dos técnicos que supieron conjugar el innato talento brasileño con la preparación física y rigor táctico europeo bautizado durante la década de los setenta por la Naranja Mecánica.
Desde el nacimiento del fútbol moderno Brasil tardó casi VEINTICINCO años en volver a ser campeón del mundo y más de TREINTA en ponerse a la altura de sus grandes rivales.
¿Quiere esto decir que estoy ninguneando el fútbol brasileño? ¿Acaso estoy apuntando que Brasil no es la mejor selección de la historia?
En absoluto. Brasil es pentacampeón del mundo por derecho propio. Brasil es la mejor selección de la historia. Brasil ha dado, sigue dando y dará los mejores jugadores del planeta porque tienen un talento innato para ésto de jugar a la pelota con los pies. Pero no está de más señalar que Brasil no es la selección que mejor se ha adaptado al fútbol tal y como lo conocemos, concebimos y practicamos hoy en día.
En el fútbol moderno, la gloria de Brasil es una gloria compartida.