Villa Park
Mega Fútbol
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En 1968, la selección italiana, con Giacinto Facchetti de capitán, conquista la III Eurocopa de Naciones cuya fase final se disputaría en Italia. Sin embargo, la clasificación no fue fácil y la suerte acompañó a los azzurri en los momentos clave. En semifinales debió enfrentarse a la potente selección soviética en Napoli, en el estadio de San Paolo. Lo previsible: partido reñido, táctico y empate a cero tras 90 minutos + 30 de prórroga. En aquella época no estaban estipulados los lanzamientos de penalty y como la proximidad de la final (dos días mas tarde) apremiaba, la clasificación se tenía que decidir mediante sorteo (1).
Fueron muchas las leyendas que generó el hecho: desde la intervención divina de San Jenaro, patrón de Napoli, a la presencia de La Camorra que supuestamente suministró una moneda con las dos caras iguales. La prensa local, al día siguiente hablaba de un “equilibrio místico de la moneda, suspendida por el público en su rotación hasta que cayera del lado italiano”.
El sorteo se llevó a cabo en el vestuario y Facchetti lo recuerda así:
“Fue para no creerlo. La moneda se cayó por una grieta del suelo, el árbitro la sacó y la volvió a lanzar. En esta ocasión se quedó plana y de inmediato vi que había salido cara, lo que yo había elegido. Fui corriendo hacia el césped y en cuanto mis compañeros vieron mi cara, lo celebramos todos. El San Paolo enloqueció”.
(1) No era la primera vez que se recurría a este sistema. En 1954, España se quedó fuera del Mundial de Suiza porque la mano inocente de un niño, curiosamente italiano, sacó con los ojos vendados el nombre de Turquía y en 1965, una eliminatoria europea entre el FC Barcelona y el Racing de Estrasburgo, se decidió por el método del lanzamiento de una moneda en el césped del Nou Camp favoreciendo a los franceses.
La final se disputa en el Olímpico de Roma el 8 de Junio de 1968. Yugoslavia se adelanta en el marcador (Dzajic) y tiene ocasiones de sobra para sentenciar el partido, pero un golpe franco lanzado por Domenghini a diez minutos del término, salva a Italia (2). En la prórroga no hay goles y hay que repetir la final el día 10. El meta Dino Zoff declaró: “Para ser honestos, no merecimos empatar”.
(2) Zoff; Burgnich, Castano, Facchetti, Guarneri, Ferrini, Juliano, Lodetti, Anastasi, Domenghini y Prati.
En la segunda edición de la final, Italia no da opción ninguna. El seleccionador, Ferruccio Valcareggi, cambia hasta cinco jugadores con respecto al primer partido y los goles de Anastasi y Gigi Riva le dan el título (3).
(3) Zoff; Burgnich, Facchetti, Guarneri, Rosato, Salvadore, De Sisti, Mazzola, Anastasi, Domenghini y Riva.
Antes de la semifinal contra Alemania.
En el Mundial de Brasil ´70, la entonces República Federal de Alemania e Italia regalaron la prórroga mas inolvidable y excitante de la historia del fútbol en las semifinales de la competición. Estamos en el Estadio Azteca y nos vamos al 17 de Junio de 1970. Italia se adelanta pronto en el marcador: Boninsegna a los 8 minutos. Un resultado que defiende con éxito hasta el descuento, en que Schnellinger consigue el empate cuando los italianos ya celebraban el pase a la final. En la prórroga, la locura. Gerd Müller adelanta a los alemanes al poco de la reanudación y es entonces cuando Italia tira por la ventana cualquier esquema táctico y se lanza con todo: en menos de diez minutos, Burgnich y Luigi Riva le dan la vuelta al marcador y la primera parte de la prórroga acaba con 3-2. En la segunda, en el minuto 110, aparece otra vez Gerd Müller y de nuevo empata pero solo un minuto después y en pleno delirio ofensivo, Gianni Rivera consigue el definitivo 4-3. Italia jugará la final (4).
(4) Albertosi; Burgnich, Facchetti (capitán), Cera, Rosato (Poletti ´91), Bertini, Mazzola (Rivera ´45), De Sisti, Domenghini, Boninsegna y Riva.
Solo que el tremendo esfuerzo de esta semifinal, considerada como el partido del siglo según reza en una placa en el Estadio Azteca, iba a pasar una factura implacable en la final que se jugaría en el mismo escenario el 21 de Junio de 1970 ante el imparable Brasil de Pelé.
Facchetti y Carlos Alberto.
Los protagonistas: Albertosi; Burgnich, Facchetti, Bertini (Juliano ´74), Rosato, Cera, Mazzola, Domenghini, Boninsegna (Rivera ´84), De Sisti y Riva.
Brasil abre el marcador en el minuto 18. Pelé aprovecha un centro de Rivelino para batir a Albertosi de formidable cabezazo. Italia se tambalea: Jairzinho arrastraba a Facchetti desde el lateral izquierdo al centro y dejaba vía libre para las irrupciones de Carlos Alberto por la banda derecha. De repente, el escenario cambia porque Sandro Mazzola frena al dinámico Gerson en la media y Boninsegna aprovecha una frivolidad de Clodoaldo en el centro de la defensa para batir a Félix en el minuto 37 y empatar la final.
Ya en la 2ª parte, Italia sigue manteniendo a raya a los brasileños mientras las fuerzas (recuérdese la semifinal con Alemania) le respondieron, en especial, las de su centro del campo (De Sisti, Mazzola y Domenghini). La carga canarinha sonó en el minuto 60 cuando Roberto Rivelino manda un latigazo al larguero. A partir de ese momento, Italia prácticamente ya no vio un balón y sería Gerson el que pondría en ventaja a los brasileños con un obús desde la frontal (´66), Jairzinho conseguiría el tercero (´71) y Carlos Alberto entrando por banda marca el cuarto (´87) completando la derrota de Italia ante una selección brasileña que ya no había forma de detener.
Tres interistas en pleno tsunami: Mazzola, Facchetti y Burgnich. Jairzinho y Pelé (que tapa posiblemente a Cera).
Fueron muchas las leyendas que generó el hecho: desde la intervención divina de San Jenaro, patrón de Napoli, a la presencia de La Camorra que supuestamente suministró una moneda con las dos caras iguales. La prensa local, al día siguiente hablaba de un “equilibrio místico de la moneda, suspendida por el público en su rotación hasta que cayera del lado italiano”.
El sorteo se llevó a cabo en el vestuario y Facchetti lo recuerda así:
“Fue para no creerlo. La moneda se cayó por una grieta del suelo, el árbitro la sacó y la volvió a lanzar. En esta ocasión se quedó plana y de inmediato vi que había salido cara, lo que yo había elegido. Fui corriendo hacia el césped y en cuanto mis compañeros vieron mi cara, lo celebramos todos. El San Paolo enloqueció”.

(1) No era la primera vez que se recurría a este sistema. En 1954, España se quedó fuera del Mundial de Suiza porque la mano inocente de un niño, curiosamente italiano, sacó con los ojos vendados el nombre de Turquía y en 1965, una eliminatoria europea entre el FC Barcelona y el Racing de Estrasburgo, se decidió por el método del lanzamiento de una moneda en el césped del Nou Camp favoreciendo a los franceses.
La final se disputa en el Olímpico de Roma el 8 de Junio de 1968. Yugoslavia se adelanta en el marcador (Dzajic) y tiene ocasiones de sobra para sentenciar el partido, pero un golpe franco lanzado por Domenghini a diez minutos del término, salva a Italia (2). En la prórroga no hay goles y hay que repetir la final el día 10. El meta Dino Zoff declaró: “Para ser honestos, no merecimos empatar”.
(2) Zoff; Burgnich, Castano, Facchetti, Guarneri, Ferrini, Juliano, Lodetti, Anastasi, Domenghini y Prati.
En la segunda edición de la final, Italia no da opción ninguna. El seleccionador, Ferruccio Valcareggi, cambia hasta cinco jugadores con respecto al primer partido y los goles de Anastasi y Gigi Riva le dan el título (3).
(3) Zoff; Burgnich, Facchetti, Guarneri, Rosato, Salvadore, De Sisti, Mazzola, Anastasi, Domenghini y Riva.

Antes de la semifinal contra Alemania.
En el Mundial de Brasil ´70, la entonces República Federal de Alemania e Italia regalaron la prórroga mas inolvidable y excitante de la historia del fútbol en las semifinales de la competición. Estamos en el Estadio Azteca y nos vamos al 17 de Junio de 1970. Italia se adelanta pronto en el marcador: Boninsegna a los 8 minutos. Un resultado que defiende con éxito hasta el descuento, en que Schnellinger consigue el empate cuando los italianos ya celebraban el pase a la final. En la prórroga, la locura. Gerd Müller adelanta a los alemanes al poco de la reanudación y es entonces cuando Italia tira por la ventana cualquier esquema táctico y se lanza con todo: en menos de diez minutos, Burgnich y Luigi Riva le dan la vuelta al marcador y la primera parte de la prórroga acaba con 3-2. En la segunda, en el minuto 110, aparece otra vez Gerd Müller y de nuevo empata pero solo un minuto después y en pleno delirio ofensivo, Gianni Rivera consigue el definitivo 4-3. Italia jugará la final (4).
(4) Albertosi; Burgnich, Facchetti (capitán), Cera, Rosato (Poletti ´91), Bertini, Mazzola (Rivera ´45), De Sisti, Domenghini, Boninsegna y Riva.
Solo que el tremendo esfuerzo de esta semifinal, considerada como el partido del siglo según reza en una placa en el Estadio Azteca, iba a pasar una factura implacable en la final que se jugaría en el mismo escenario el 21 de Junio de 1970 ante el imparable Brasil de Pelé.

Facchetti y Carlos Alberto.
Los protagonistas: Albertosi; Burgnich, Facchetti, Bertini (Juliano ´74), Rosato, Cera, Mazzola, Domenghini, Boninsegna (Rivera ´84), De Sisti y Riva.
Brasil abre el marcador en el minuto 18. Pelé aprovecha un centro de Rivelino para batir a Albertosi de formidable cabezazo. Italia se tambalea: Jairzinho arrastraba a Facchetti desde el lateral izquierdo al centro y dejaba vía libre para las irrupciones de Carlos Alberto por la banda derecha. De repente, el escenario cambia porque Sandro Mazzola frena al dinámico Gerson en la media y Boninsegna aprovecha una frivolidad de Clodoaldo en el centro de la defensa para batir a Félix en el minuto 37 y empatar la final.
Ya en la 2ª parte, Italia sigue manteniendo a raya a los brasileños mientras las fuerzas (recuérdese la semifinal con Alemania) le respondieron, en especial, las de su centro del campo (De Sisti, Mazzola y Domenghini). La carga canarinha sonó en el minuto 60 cuando Roberto Rivelino manda un latigazo al larguero. A partir de ese momento, Italia prácticamente ya no vio un balón y sería Gerson el que pondría en ventaja a los brasileños con un obús desde la frontal (´66), Jairzinho conseguiría el tercero (´71) y Carlos Alberto entrando por banda marca el cuarto (´87) completando la derrota de Italia ante una selección brasileña que ya no había forma de detener.

Tres interistas en pleno tsunami: Mazzola, Facchetti y Burgnich. Jairzinho y Pelé (que tapa posiblemente a Cera).