Mi historia es larga y mi poder de síntesis malo, voy a tratar de ser lo mas breve posible para no aburrir.
Prácticamente nací con una pelota en los pies, desde los tres años jugaba con mi padre en mi casa, que dedicó horas y horas a jugar conmigo a la vez que me explicaba algunas cosas básicas. A los seis años mas o menos ya bajé a la cuadra para jugar con los muchachos del barrio. Mi vieja me tenía que venir a buscar de los pelos para cenar porque me quedaba hasta la noche jugando al fútbol. Era el mas chico de la cuadra, pero me defendía bien, tenía piernas fuertes, le pegaba bien, ponía huevos, y de vez en cuando me salía alguna fantasía.
A los 10 años me fui a probar a Ferro Carril Oeste, un equipo que en ese momento militaba en Primera y estaba considerado uno de los clubes con mejor cantera. Después de un año de pruebas y pruebas a 600 pibes como yo, quedé federado en el club y jugaba en la pre-novena que es la categoría inicial. Jugaba de ocho, me encantaba esa posición. En esa época no se usaba el doble cinco, el ocho presionaba en el medio cuando la pelota la tenía el rival pero era una función mas creativa que la de ahora, acompañando al diez. De a poco fui adquiriendo buena visión del campo y metía buenos pases filtrados, sumado al disparo de media distancia; está claro que no es lo mismo una cancha de once que la cuadra del barrio. Así fue que estuve un año y pico en Ferro, jugando bastante bien, casi siempre titular, me lo tomaba en serio a pesar que ni en pedo lo tomaba como una posibilidad de futuro. Quizás por eso cuando entré en el secundario, largué todo y ya no volví nunca mas a jugar en un club de primera. Me arrepiento? La verdad que no, solo me queda la curiosidad de como hubiese sido mi vida si seguía jugando, si llegaba a primera, etc. pero la vida me dio otras alegrías como consecuencia de las decisiones que fui tomando ya de mas grande, que no hubiese podido lograr si intentaba una carrera de profesional en el fútbol.
Después de eso, mi relación con la pelota ya pasó a ser un divertimento, ya sea viernes por la noche o sábados por la tarde, hace mas de 20 años que juego con amigos fútbol cinco o fútbol de salón. Es algo casi religioso... siempre en la misma cancha, y es muy importante el post-partido, que viene acompañado de una buena ronda de birras y después a comer algo. Ahora vamos a la parrilla que tiene un amigo, carne asada, cerveza y charlar hasta largas horas.
Lamentablemente hace poco mas de cinco meses que estoy lesionado mal... una tendinitis de la puta madre que me aleja de las canchas, pero igual trato de ir al partido y quedarme a tomar algo y comer con los muchachos. Me dijo el doctor de mierda que tengo para largo con eso de la tendinitis, de pedo no me rompí los meniscos y ahí sí tenía un problema mucho mas grave.
Así que bueno, al final me pasé de extenso, lo cierto es que creo que el fútbol te abre muchas puertas en un barrio. En mi caso, como era vistoso en cierto aspecto y metía mucho huevo, me ayudó a que siendo el mas pequeño de la cuadra con seis años, me respetaran mucho los mas grandes. Eran otras épocas, cuando uno se podía quedar jugando al fútbol en la calle hasta que oscurecía sin problemas. Hoy veo a los chicos pateando pelotas en los balcones, solos, y me da un poco de tristeza. La otra que queda es anotarlos en un club de barrio, hace poco fui padre y quiero que mi hijo viva la vida de esa forma, al aire libre... el fútbol, al ser un deporte colectivo, une, genera muchas amistades y te aleja de juntas que no te llevan a ningún lado. Estuve en los dos palos, y obviamente no quiero esto último para él.
Podría seguir... me salteo algunas partes, quizás después siga contando alguna que otra anécdota o detalle que omití.