Las Mejores Selecciones de la Historia

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Marca lanza unos buenos articulos de algunas selecciones conocidas como las mejores de la historia. Por ahora van asi:

Capitulo I

La Italia de Giuseppe Meazza

En una época convulsa en la que el fútbol daba sus primeros pasos hacia el profesionalismo, las selecciones sudamericanas ejercían como grandes dominadores y sólo combinados como el austríaco o el húngaro presentaban batalla a la excelsa Uruguay o la potente Argentina. Así fue hasta que en 1934 surgió una selección con un espíritu único que lideraba uno de los grandes mitos del fútbol italiano. Bajo la dirección de Vittorio Pozzo y la 'dictadura' futbolística de Giuseppe Meazza, Italia protagonizó un cambio de rumbo inesperado en el panorama internacional.

Uno de los grandes mitos italianos, un futbolista de enorme calidad que atesoraba además una capacidad innata para el remate. El 'Peppino' irrumpió en el Calcio con tan solo 17 años y tras su debut con el Inter de Milan, en el que marcó dos goles, se convirtió en la gran sensación del campeonato italiano. Marcó 33 goles en su segundo año y fue máximo goleador en el tercero, año en el que levantó el 'Scudetto' con su equipo.

Eran los primeros síntomas de la explosión definitiva de una de las grandes leyendas del fútbol. Los primeros pasos de un futbolista que llevaría a Italia a conquistar dos Mundiales de manera consecutiva. La 'azurra', que se había negado a participar en el torneo de 1930, era la encargada de albergar la edición de 1934.

Vittorio Pozzo logró formar un equipo aguerrido y disciplinado que basó su éxito en su impecable condición física. Con una preparación casi militar, Italia incorporó a tres futbolistas sudamericanos a su plantilla. Raimondo Orsi, Luis Monti y Enrique Guaita, que habían vestido la albiceleste recientemente, reforzaron el combinado italiano. Por aquel entonces, la FIFA permitía cambiar de selección a los tres años. En este caso, levantó la mano y permitió el decisivo cambio para el Mundial de 1934.

El anfitrión no falla
La negativa de Uruguay a participar debido al boicot europeo cuatro años antes y la ausencia de los equipos británicos permitió a Italia situarse como uno de los equipos con serias posibilidades al título. Pronto lo confirmó con una goleada a Estados Unidos (7-1) en primera ronda. Ya en cuartos, en la denominada 'batalla de Florencia', superó a la España de Zamora en un partido recordado por su dureza. Varios jugadores del combinado español acabaron lesionados, algo habitual en los partidos de la 'azzurra'.

Su intensidad defensiva sirvió también para dejar en el camino al Wunderteam austríaco en semifinales. El marcaje de Monti sobre Sindelar resultó clave en un partido que decidió el tanto de Guaita en la primera mitad. Ante Checoslovaquia, en la gran final, un gol de Schiavio en la prórroga culminó la remontada de la 'azzurra' y otorgó a los de Pozzo el primer título mundial.

La veteranía de algunos futbolistas condicionó una evolución que terminó por presentar a una Italia totalmente distinta cuatro años más tarde en el Mundial de Francia. Foni, Rava y Locatelli, campeones con Italia en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, lideraban junto al letal Piola una renovación de la que únicamente se salvaron Meazza y Ferrari. Sólo ellos repitieron presencia en la final del Mundial de Francia en 1938.

Bicampeones ante Hungría
En esa edición, una imagen quedó para la historia como una de las acciones más curiosas en un Mundial. Tras superar a Noruega y a Francia, Italia se medía a la gran Brasil de Leónidas. que sorprendentemente comenzó el partido en el banquillo. La instantánea la protagonizó, como no podía ser de otra manera, el gran Meazza. Con 1-0 en el marcador, el talento de la 'azzurra' transformó un penalti mientras se agarraba el pantalón con su mano izquierda. La prenda, rota en una jugada anterior, obligó al delantero a ejecutar la pena máxima de esa pintoresca manera.

Italia se plantó en la final y ganó a Hungría en un partido vibrante en el que sendos 'dobletes' de Colaussi y Piola decidieron el partido (4-3). Italia tocó el cielo de nuevo y acentuó un dominio que rompía con la tradicional hegemonía sudamericana. Sería el último éxito de Italia y de Meazza en aquella época. Un accidente mantuvo al jugador del Inter un año lejos de los terrenos y cuando regresó, nada volvió a ser como antes. Pese a todo, su legado y el de esta Italia aún permanece latente en el fuerte espíritu de la 'azzurra'.

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Capitulo II

El Uruguay que silenció Maracaná

Es difícil explicar cómo un país del tamaño de Uruguay ha obtenido tan buenos resultados a lo largo de toda su historia futbolística. Con una población que apenas supera los tres millones ha logrado plantar cara a naciones tan poderosas como sus vecinas Brasil y Argentina, además de las lejanas selecciones europeas. El fútbol no entiende de tamaños. La celeste es el mayor ejemplo para superar todos los pronósticos iniciales.

La historia de la selección de Uruguay tiene un brillante palmarés que se cimentó en una década dorada, la de los años 20. Y es que en 1924 y 1928 conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Aquella selección estaba capitaneada por José Nasazzi. Uno de los mejores defensas que ha dado el fútbol uruguayo. Pura garra. Todo pundonor.

Aunque el momento cumbre para Uruguay llegó el 30 de julio de 1930. La celeste se alzó con el primer Mundial de su historia. Justo la primera vez que se celebraba un evento balompédico de tal magnitud. Nasazzi lideró a una selección que se impuso a Argentina por 4-2 gracias a los goles de Pablo Dorado, Pedro Cea, Santos Iriarte y Manco Castro.

El fútbol se detuvo durante unos años por culpa de la Guerra. El Mundial de 1950 de Brasil fue todo un acontecimiento y una fiesta para un país entero. El único colofón posible era que la selección carioca se llevase la victoria. Pero Uruguay fue el invitado inesperado que dejó en cenizas el guión previsto.

La celeste empezó con buen pie su andadura en la cita brasileña. Despachó con una escandalosa goleada a Bolivia (8-0) pero España se interpuso en su camino. Un empate 2-2 puso en serios aprietos a Uruguay, que venció a Suecia por un ajustado marcador y alcanzó una final a la que llegó con piel de cordero. Brasil no podía estar en mejor situación para el último partido. Un empate le proclamaba campeón. A Uruguay sólo le valía ganar. Las goleadas a Suecia y España (7-1 y 6-1) habían disparado la euforia en un estadio Maracaná que estaba a reventar con 173.850 espectadores. Ninguno de ellos contaba con un desenlace tan sorprendente e inesperado.

Juan López dirigía una selección uruguaya donde todo era compromiso. En la portería estaba la experiencia de un arquero como Máspoli, que a los 33 años llegaba en plenitud de condiciones al Mundial brasileño. Tejera era el auténtico líder en la defensa, pero cuesta entender la garra uruguaya sin el liderazgo de un jugador como Obdulio Varela. 'El negro' demostró los galones cuando las cosas se torcieron en la final contra Brasil. El gol de Friaça a los 47' dejaba a Brasil a un palmo de alcanzar la gloria. Varela templó los ánimos de Maracaná cogiendo la pelota en sus brazos protestando al árbitro un posible fuera de juego. Esa acción consiguió aplacar los ánimos de la entusiasta afición brasileña.

Brasil fue fiel a su estilo ofensivo. Aunque le valía el empate, salió a ganar desde el pitido inicial. Los planes uruguayos no se truncaron en ningún momento, a pesar de ir por debajo en el marcador. El olfato de Schiaffino devolvió las tablas al marcador a los 66'. Y la historia dio un vuelco a diez minutos de la conclusión. La endiablada velocidad de Ghiggia sorprendió a la zaga brasileña. Y también al portero Barbosa que esperaba un centro para el remate de Míguez, que no se tomó de buen humor que su compañero no le diese el balón. Ghiggia -junto a Aníbal Paz único jugador vivo en la actualidad- fue el más listo y con un certero disparo silenció Maracaná. El 1-2 daba a Uruguay un triunfo que generó una enorme desilusión y una profunda tristeza en la población brasileña.

Ni las autoridades brasileñas se quedaron para la entrega del trofeo. Jules Rimet, presidente de la FIFA, se lo entregó a Obdulio Varela casi a hurtadillas. La celebración fue austera. Los jugadores uruguayos se volvieron para el hotel y compraron con el poco dinero que tenían unos bocadillos y algunas cervezas. Varela tuvo la valentía de irse a un bar en plena soledad para saborear el momento. El fútbol acalló millones de gritos. Uruguay cambió la historia.

**Agradecimientos al periodista uruguayo Fabián Bertolini, de Radio Carve y Radio 1010am, por todas las anécdotas referentes al 'Maracanazo' y a Gonzalo Orrico por su indispensable ayuda para establecer el contacto.

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Capitulo III

Hungría y el socialismo del fútbol

En la década de los años 50 surgió una selección que fue un ejemplo a seguir muchas otras. Su fútbol significó un cambio radical en la forma de entender este deporte. Fue la Hungría de Ferenc Puskas, un combinado que conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, una Copa Internacional en 1953 y pudo poner la guinda a un maravilloso pastel en el Mundial de 1954, pero perdieron la final ante Alemania Federal (el famoso milagro de Berna). Una oportunidad de oro para cerrar un ciclo glorioso.

Eran tiempos muy complicados para el país magiar. Sufrió mucho durante la II Guerra Mundial y muchos se agarraron al fútbol para intentar evadirse de la miseria y pobreza que reinaban en aquella época. Gustav Sebes fue el entrenador de aquella poderosa selección. Una selección que era algo más que eso, ya que Sebes observaba el fútbol como ningún otro lo hacía. Socialista reconocido, Sebes quiso trasladas esas ideas políticas a la selección húngara. Su filosofía en todas las parcelas de la vida era clara: dar todo y esforzarse al máximo para un beneficio común. Y esta premisa la trasladó al fútbol.

El 'equipo de oro' o de 'los magiares mágicos' tenía en sus filas a futbolistas como Puskas, Kocsis, Czibor o Hidegkuti. Era una colección de jugadores con una calidad exquisita. La unión de sus cualidades significó que Hungría pasara a la historia por ser una de las selecciones más potentes de aquella época. Su estilo era novedosamente ofensivo.

El propio Puskas llegó a afirmar que "cuando atacábamos, atacábamos todos. Cuando defendíamos, defendíamos todos". Bases socialistas en una Hungría que se convertiría en uno de los mejores equipos de la historia. Su sistema de juego dejaba desconcertado a los rivales. Gustav Sebes apostó por un novedoso 4-2-4 y creó la figura de mediapunta, al retrasar uno de sus delanteros para que la defensa rival no tuviera referencias. Todo esto se magnificó en uno de los partidos que ya forman parte de la historia del fútbol mundial.

El milagro de Berna
Esta selección siempre será recordada por una final que se disputó en 1954. Hungría se plantó en la final del Mundial y tuvo que verse las caras ante Alemania Federal. Los húngaros eran claros favoritos por la espectacular trayectoria que estaban llevando desde años atrás y por los jugadores que estaban en sus filas. No obstante, y pese a que Hungría se puso por delante en el marcador gracias a los goles de Puskas y Czibor, Alemania Federal dio la vuelta al luminoso con el tanto de Morlock y el doblete de Helmut Rahn. Había nacido el milagro de Berna, ciudad donde se disputó aquella final.

Esta victoria alemana sirvió para dar una inyección de moral a la sociedad germana tras unos años sufriendo la cara más destructora de la Segunda Guerra Mundial.

'El partido del Siglo'
El 25 de noviembre de 1953 algo cambió en el fútbol. La Hungría de Gustav Sebes se presentó en el mítico estadio de Wembley para disputar un partido ante Inglaterra. Fue etiquetado como 'el partido del Siglo' ya que la Hungría que meses antes se había proclamado campeona olímpica retaba a la selección que inventó este deporte.

Los húngaros saltaron al estadio de Wembley con este once: Groscis, Buzánszky, Lóránt, József Zakariás, Lantos, Kocsis, Tóth, Bozsik, Hidegkuti, Puskas y Czibor. El combinado de Sebes venció por un contundente 3-6 y desplegaron un sistema tanto ofensivo como defensivo que se llevó los halagos de todos los aficionados. Cerca de 110.000 almas vieron desde las gradas la primera derrota de Inglaterra ante un equipo que no pertenecía a las Islas Británicas. Meses más tarde, Inglaterra quiso la revancha en Budapest y volvió a salir muy mal parado (7-1).

Con la Revolución soviética finalizaba esta magnífica selección que no solo dio un recital de buen fútbol, sino que también dio clases a futuros equipos. Fue un punto de inflexión para Inglaterra, ya que aquel 'partido del Siglo' hizo que se cambiara la forma de plantear y entender el fútbol desde las islas británicas.

Poco a poco esta magnífica Hungría fue en decadencia y sus seguidores nunca pudieron disfrutar de una selección como la de aquellos años.

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Por ahora hasta aqui lo llevan. Lo ire actualizando cada dia.

Me parecen interesantes, es muy cierto lo de la Hungria de Puska, muchos hablaban de que era una maquina de ataque puro y lo mismo en defensa!
 
Capitulo IV

México nunca fue más lindo

El combinado que dirigía Mario Zagallo y lideraba Pelé logró su tercera Copa del Mundo

El mundo del fútbol tuvo un punto de inflexión tras la aparición del Brasil del 70. Este grupo de jugadores que recurrían a la pelota como herramienta de diversión es el referente de todo equipo que intente cuidar la redonda, moverla con velocidad y tener siempre como objetivo la meta contraria. La primera comparación de un nuevo conjunto que pueda ganar títulos o practicar un juego vistoso es con el Brasil del 70, un grupo de artistas que revolucionaron el deporte rey.

El combinado de la verdeamarelha llegó a México con las vitrinas cargadas tras los títulos logrados en Suecia 58 y Chile 62 pero con la decepción sufrida en Inglaterra 66. Un joven Pelé se levantó ante el mundo en Estocolmo, Garrincha tomó las riendas cuatro años después ante la lesión del '10' de la canarinha y en el país azteca, O'Rei del fútbol terminó acabando con las dudas que se habían creado a su alrededor antes de la cita mundialista.

La incertidumbre se instaló alrededor del conjunto que dirigía Mario Zagallo en las fechas previas a la Copa del Mundo, Jules Rimet todavía en esa época. Saldanha, seleccionador brasileño hasta poco antes del Mundial, había sido destituido por, entre otras cosas, plantearse dejar a Pelé fuera del equipo titular e incluso de la convocatoria por el hecho de no estar en su mejor momento físico. Problemas extradeportivos afectaron al equipo, ya que el general Garastachu Medici, dictador brasileño por entonces, impuso la presencia del delantero Darío en la convocatoria.

La pelota se utilizaba como herramienta para conseguir una máxima diversión sobre el césped
Ya en tierras mexicanas, el combinado sudamericano comenzó a desplegar su fútbol hasta plantarse en la gran final. El camino no fue fácil, ya que tuvo que superar a Inglaterra en la primera fase, pero día tras días el espectáculo que ofrecía iba en aumento hasta que Italia poco pudo hacer en el choque decisivo. Los transalpinos aguantaron el primer acto, pero tras el paso por el túnel de vestuarios un gol de Gerson, otro de Jairzinho y un último de Carlos Alberto acabaron con todas aspiraciones italianas.

Un nuevo término nació después de la cita mundialista. El 'fútbol total' que protagonizaron los chicos de Zagallo en el primer mundial retransmitido en televisión a color se quedó en las retinas de todos los amantes al mundo del balompié. El cuero era el protagonista, todo se movía entorno a él gracias a las rotaciones y movimientos dentro del terreno de juego entre unos jugadores mostraron una forma de ver el fútbol jamás vista hasta entonces. Un conjunto plagado de jugadores con clara vocación ofensiva que sólo miraba a la meta rival y que entendía este deporte como una forma más de divertirse.

Aunque Pelé era la figura que sobresalía por encima del resto, el mejor jugador brasileño de todos los tiempos estaba arropado por futbolistas de talla mundial. Gerson, Jairzinho, Tostao o Rivelino completaban los pocos aspectos del juego que se le escapaban a un Pelé que acabó con todas las dudas previas y demostró estar en uno de sus mejores momentos.

Gerson era el cerebro del equipo, movía a sus compañeros sin apenas salir del círculo central, Jairzinho, sucesor de Garrincha, anotó siete goles y se convirtió en el único jugador que ha marcado en todos los partidos de un Mundial. Tostao tenía una zurda exquisita y una habilidad con el cuero fuera de lo común que le permitía tanto asistir como ver portería con facilidad. Finalmente, Rivelino tenía un regate diferente pero efectivo, algo que unía a su potente disparo tanto a balón parado como con el cuero en juego.

Todos estos ingredientes fueron suficientes para cambiar el rumbo del fútbol mundial y cambiar la forma de ver un juego que comenzaron a liderar los brasileños con tres títulos en cuatro ediciones.

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Confieso que me hubiera gustado ver esa Uruguay que silenció el Maracaná!
Eso tuvo que ser todo un acontecimiento
 
La Alemania más bella y gloriosa

La última Eurocopa ganada por España tampoco fue la de la confirmación de Alemania. Joachim Löw ha impuesto en la ‘Mannschaft’ un modelo en el que impera el fútbol alegre y ofensivo. Todavía muy lejos de aquel que maravilló al mundo en 1972. La mejor Alemania de todos los tiempos conquistó la Eurocopa, en lo que significó la culminación de su apuesta por el fútbol más vistoso del continente.

El aficionado alemán rememora los viejos tiempos. Su selección lleva 16 años sin ganar un título. Algo inusual en el carácter competitivo que ilustra ese escudo del águila cosido al pecho de una camiseta alemana. Al menos hay una base para soñar. Löw ha dado con la tecla para dejar atrás el fútbol rocoso y rudo que hizo famosa a Alemania en las últimas décadas. Ahora sólo falta ganar títulos

Jugar como los ángeles y alzar trofeos al cielo lo hizo la selección alemana en 1972 y 1974. La Eurocopa del 72' fue el punto más álgido de una generación maravillosa de futbolistas. Helmut Schön llevaba la batuta de un equipo que alcanzó la perfección en la eliminatoria de cuartos de final. Por aquella época, sólo las semifinales y la final se celebraban a partido único. Alemania disputó los cuartos de final en Wembley contra Inglaterra como si no hubiese un partido de vuelta.

La base de la selección la formaban los jugadores del Bayern Múnich y del Borussia Mönchengladbach. La figura indiscustible era Franz Beckenbauer. El inventor de una nueva demarcación. Desde su posición de líbero construyó el juego que derribó el planteamiento de todos sus oponentes. Era otro fútbol. Muchos espacios y una total libertad de movimientos. No sólo brilló 'El Káiser'. También destacó Breitner. Un lateral que actuaba como desequilibrante extremo. El equilibrio lo otorgaba un efectivo mediocentro como Wimmer. Otra joya era Hoeness, un centrocampista al que se le truncó su carrera a los 27 años por una lesión. La máxima expresión ofensiva del equipo era Günter Netzer. Un mediapunta con una excelente visión de juego y con una técnica exquisita. En ataque despuntaba Heynckes aunque estaba eclipsado por el auténtico tanque ante la portería contraria: Gerd Müller. Una máquina de hacer goles.

Wembley asistió a un espectáculo único. La victoria 1-3 de Alemania fue uno de los mejores partidos que se recuerda, con un juego combinativo que puso en evidencia a los descubridores del balompié. Alemania también se deshizo de una potente selección belga en semifinales y acribilló a la URSS en la final con un contundente 3-0 con doblete de Torpedo Müller.

El siguiente Mundial, el de 1974, lo organizó Alemania. El desenlace fue el mismo que en la Eurocopa anterior. Lo que cambió fue la manera de lograrlo. En el banquillo estaba el mismo inquilino, Helmut Schön. La columna vertebral del equipo era la misma que hace dos años. Pero el conjunto alemán estaba sometido a una enorme presión por jugar en casa. La irrupción de una Holanda mágica eclipsó a una Alemania que no brilló pero fue tremendamente eficaz. La selección no vislumbró ni enamoró con su juego. Pero sacó toda su raza, un espíritu de lucha y entrega hasta el último segundo que añoraban muchas de las selecciones participantes en el torneo.

Su gen ganador se explicó tras caer en la primera ronda con su vecina la Alemania Democrática, única derrota en el torneo, o después de empezar perdiendo la final contra Holanda en el primer minuto con un gol de penalti de Neeskens. Alemania sacó toda su alma y empató con otra pena máxima transformada por Breitner. La enésima maniobra de Müller dentro del área volteó el marcador. Una remontada de campeón para doblegar a una selección como la holandesa del fútbol total.

El fin de esta Alemania campeona fue en la Eurocopa de 1976. La veteranía de los Maier, Vogts o Beckenbauer rozó una triple corona consecutiva que le arrebató una sorprendente Checoeslovaquia. Los checoslovacos se pusieron 2-0 en el marcador pero los alemanes volvieron a demostrar que se levantan del suelo un millón de veces y las que haga falta. Un tanto de cabeza de Holzenbein forzó la prórroga. Hoeness mandó por encima del larguero el último penalti alemán de la tanda. Panenka, con su célebre lanzamiento, noqueó a la mejor Alemania de todos los tiempos. Una leyenda lejos, muy lejos de la actual que está dispuesta a reescribir otra vez su historia.

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Reyes sin trono
"Teníamos varios sistemas y los aplicábamos según las necesidades", explica Cruyff
Se dice que la 'Naranja Mecánica' es el mejor equipo que nunca ganó un Mundial


40 segundos de partido. Cruyff inició la jugada desde el círculo central, adentrado unos cinco metros en el campo alemán. Era el último hombre de su equipo. Comenzó a correr hacia el área y a driblar defensas hasta que le hicieron penalti. Neeskens lo tiró y anotó el gol holandés en la final del Mundial de 1974. La ganó Alemania (2-1), pero la 'Naranja Mecánica' empezó el partido con una demostración clara de un estilo de juego que la hizo única.

El portero titular lucía el dorsal de un mediapunta. Un delantero, el habitual de un guardameta. El 8 de Jan Jongbloed y el 1 de Rud Geels reflejaron a sus espaldas la idosincracia del fútbol total, ése en el que todos son especialistas en el ataque y en la defensa. Rinus Michels lo ideó. Johan Cruyff fue su ejecutor último.

"Teníamos varios sistemas de juego y los aplicábamos según las necesidades del partido. Nos importaba saber cómo juega el adversario, sus puntos fuertes y sus flancos débiles. Pero sobre todo nos interesaba saber qué éramos capaces de hacer", explicó Cruyff de su selección. Deslumbró a todo el mundo, pero no conquistó título alguno. Una reina sin corona.

De la Holanda del 74 se dice que es el mejor equipo que nunca ganó un Mundial. Lo mereció ese año después de llegar invicto a la final depués de seis partidos (14 goles a favor y uno en contra) y comenzar ganando el decisivo con ese gol de penalti al minuto de juego. Aquella derrota ante la Alemania de Beckenbauer fue la consagración de un estilo, el impuesto por Michels, un entrenador de época.

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"Sabía exactamente cómo motivar a un grupo de jugadores: era un maestro para disipar tensiones en el vestuario", recordó Marco Van Basten sobre quien fuese su técnico en la Eurocopa de 1988. Sus palabras mitigan la fama autoritaria de Michels. Ofrecía libertad a sus jugadores mientras que recibiese algo a cambio. Les permitió dormir con sus esposas o amigas durante los torneos, que dieran rienda suelta a sus egos, que fumaran en el vestuario... siempre obtuvo respuesta.

Bloque + imaginación = espectáculo. La fórmula matemática del fútbol de vanguardia de los 70. El bloque lo formaban un grupo de hombres capaces de adaptarse a cualquier posición. La imaginación la ponía un genio llamado Cruyff, una estrella ya consagrada en el Ajax y el Barcelona. "La Holanda del 74 jugaba el mejor fútbol del mundo. Perdimos la final pero dejamos mejor recuerdo que el campeón", asegura 'el Flaco' de aquel duelo con Alemania, otra selección de leyenda.

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no tiene que ver específicamente pero se me viene a la mente un rey sin trono, el América de Cali COPA LIBERTADORES 1985-1986-1987
 
no tiene que ver específicamente pero se me viene a la mente un rey sin trono, el América de Cali COPA LIBERTADORES 1985-1986-1987

Pobre Rodriguez Orjuela que invirtio millonadas en ese equipo, llego Pablo Escobar y si se la gano con Nacional :jijiji:
 
Brasil y el 'jogo bonito' como estilo de vida

La selección brasileña aglutinó en la década de 1980 a un grupo de futbolistas únicos. Jugadores con un don muy particular que hicieron un fútbol elegante y efectivo. Era el 'jogo bonito' como estilo de vida.

Tele Santana se hizo al cargo del equipo en 1980 y tras fichar por el Al-Ahli de los Emiratos Árabes en 1982, volvió a la 'verdeamarelha' para volver a ser el seleccionador desde 1985 hasta 1986. Precisamente en 1982 Brasil tuvo la oportunidad de romper con una época de sequía de títulos. El combinado de Santana se presentó en el Mundial de España con ganas de conquistar la copa del Mundo 12 años después.

La última vez que se llevaron el Mundial fue en 1970. Brasil era una de las selecciones favoritas para alcanzar la final. Con un esquema trabajado de 4-4-2 o incluso de 4-3-3, su juego y sus estrellas así lo acreditaban. Tonino Cerezo, Socrates, Júnior, Zico o Falcao eran algunos de los futbolistas más importantes de aquella época. Al juntarse con Brasil formaban un combinado más que temible.

En España demostraron que tenían calidad suficiente para ganar a cualquiera. En la fase de grupos no perdieron ninguno de sus tres partidos ante Escocia, Nueva Zelanda y Unión Soviética. Además, sacaron su faceta más goleadora. 10 dianas en tres encuentros. Más de tres tantos de media por encuentro. No obstante, las cosas cambiarían en la segunda ronda. Encuadrados en el grupo 3, la 'verdeamarelha' comenzó ganando a Argentina y se jugó la clasificación para semifinales ante Italia.

Aquel encuentro es recordado por todos los brasileños como 'la tragedia de Sarriá'. En uno de los mejores partidos en la historia de los Mundiales, Brasil e Italia protagonizaron un espectacular duelo que lo acabó por decidir Rossi. El delantero de la 'azzurra', que anteriormente había marcado dos goles, dio la estocada definitiva a los de Tele Santana con un gol en el minuto 89. A Brasil le valía incluso con el empate, pero Rossi era mucho Rossi. Ahí murieron las esperanzas de Brasil de acabar con la sequía de títulos en la máxima competición a nivel de selecciones.

Se cumplen 30 años
Esta semana se ha cumplido precisamente 30 años de aquel partido entre Brasil e Italia del Mundial de España. Muchos consideran que aquella 'verdeamarelha' es una selección irrepetible. Creadores de una forma diferente de tratar al balón, aquella Brasil dejó un legado para futuras generaciones de futbolistas.

Aquel equipo brillante se marchó siendo siempre fiel al estilo del 'jogo bonito'. Atacar por encima de todas las cosas. Incluso por encima de la derrota. El seleccionador Tele Santana afirmó tras esa eliminación ante Italia que "es más importante presentar el mejor fútbol que ganar un Mundial de fútbol". Y tenía razón el mítico entrenador. Brasil no tendrá en sus vitrinas la copa del Mundo de 1982, pero el 'jogo bonito' estará de por vida en todas las hemerotecas.

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EL PELUSA FUE GALARDONADO CON EL BALÓN DE ORO
Maradona jugó con la historia del fútbol
Argentina e Inglaterra protagonizaron uno de los partidos más recordados de la Copa del Mundo
La Albiceleste superó a Alemania Federal en la final disputada en el estadio Azteca

"La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga... ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... Gooooool... Gooooool... ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme... Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 - Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona... Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0".

Así narró el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales el gol más famoso de la historia del fútbol. La jugada más maravillosa jamás vista en una Copa del Mundo y protagonizada por el jugador que él solito, levantó a su país hasta los altares futbolísticos.

Hablar del Mundial celebrado en México 86 es hacerlo de Maradona. El capitán de la albiceleste y mejor jugador argentino de todos los tiempos se echó a un grupo de jugadores a su espalda para centrar todos los focos con su calidad, su magia, su regate, su potencia con el balón en los pies, su capacidad para decidir un partido y su visión única del deporte rey.

Con Bilardo y El Pelusa a la cabeza, la Albiceleste llegó a la cita mundialista de 1986 inmersa en un mar de dudas. Lograron la clasificación in extremis tras ganar a Perú en el Monumental de River Plate y la afición tenía sus dudas por el cambio de capitanía. Maradona tomó el testigo de Pasarella y se levantó por encima del resto de los mortales para lograr un sillón preferencial en el olimpo del balompié. El 'Diez' tenía total libertad en el juego ordenado que proponía el 'Narigón' Bilardo y terminó siendo galardonado con el Balón de Oro gracias a sus goles y a sus asistencias en los momentos clave.

Tras una primera fase en la que el conjunto sudamericano no tuvo demasiados problemas para superarla, llegó el choque ante Inglaterra. La cita, con el conflicto de las Malvinas de fondo, representaba mucho más que fútbol. Sobre el terreno de juego se medía el orgullo de dos países. Primero con la 'Mano de Dios' y después con una jugada que todo niño ha querido imitar en el patio del colegio terminó Diego Armando Maradona por desequilibrar la balanza a favor de los futuros campeones.

Primero sacó su pillería ante Shilton y después, tras sortear a tantos jugadores ingleses como salieron a su paso, tras recorrer 50 metros con el cuerpo pegado a la pelota y tras levantar de sus asientos a los casi 120.000 espectadores que se dieron cita en el Estadio Azteca, Maradona escribió el destino de un equipo que tenía una estrella en sus filas.

Una vez superado el encuentro ante Inglaterra y la semifinal frente a Bélgica, Argentina tuvo que terminar la faena ante Alemania Federal. Con Beckenbauer en el banquillo, los germanos parecían los únicos capaces de frenar al Pelusa, pero la táctica ordenada por el seleccionador germano no pudo conseguirlo. El ex jugador del Bayern y campeón del mundo con su selección colocó a un joven Mathaus para marcar a Maradona.

Lo frenó durante buena parte del partido pero como si el destino estuviera escrito, en el último suspiro del choque el entonces futbolista del Napolés apareció para meter el esférico por el único hueco posible, hacerlo llegar hasta Burruchaga y que éste marcara para dar una Copa del Mundo a Argentina.

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SERIAL SELECCIONES DE LEYENDA
Zidane y la Francia 'multirracial'

Ha cuajado una opinión bastante extendida que señala a Zinedine Zidane como el 'quinto grande de la historia'. Debates al margen, el exquisito futbolista galo fue, sin discusión, el gran líder de la mejor Francia que se recuerda en la historia. Bajo su dirección en el centro del campo, los 'bleus' se convirtieron en los reyes del mundo durante dos años. Tiempo en el que conquistaron un Mundial y una Eurocopa de manera consecutiva. Casi nada.

Pero todo arrancó mucho antes. Concretamente, en una tarde de 1994 en el Parque de los Príncipes. Francia se jugaba su presencia en el Mundial de Estados Unidos y le bastaba un simple empate, con su público como testigo, ante la Bulgaria de Stoitchkov, Balakov y compañía. Una grave pérdida de Ginola en la salida de balón, con empate a uno en el marcador, permitió que Kostadinov hiciera saltar la sorpresa y dejara a los 'bleus' sin cita mundialista. Aquí comenzó una marcada renovación del combinado francés. En ese momento, Francia inició una reconstrucción con un final inimaginable. La Francia de Zidane daba sus primeros pasos.

Pesos pesados como el propio Ginola o Eric Cantona desaparecieron de la selección. En su lugar, empezó a agruparse una serie de jugadores con orígenes bien distintos que se acabó conociendo como la 'Francia multirracial'. Tras dos ausencias en la gran competición de selecciones, Francia fue la encargada de organizar el Mundial de 1998. Clasificado como organizador, el conjunto entrenado por Aime Jacquet disponía de un potencial físico imponente, un sólido sistema defensivo y varias individualidades capaces de decidir en los momentos importantes. El equipo sólo cojeaba por una de sus patas: la de delantero centro. Ni Christophe Dugarry ni Guivarch (pichichi indiscutible ese año de la Ligue 1) ofrecían suficientes garantías. Y Henry aún no era el deslumbrante futbolista que años más tarde coleccionó goles en el Arsenal.

Supo, sin embargo, superar ese hándicap el equipo de Jacquet. Su inicio fue arrollador. Golearon a Sudáfrica (3-0) y a Arabia Saudí (4-0). Pero el primer obstáculo serio llegó ante el combinado árabe. Zidane perdía los papeles y era expulsado tras un pisotón sobre Faid Amin que le sacaba de los terrenos de juego hasta cuartos de final. Francia se sobrepuso y sacó también el tercer partido adelante (1-2 ante Dinamarca). La imagen, sin Zizou, no era lógicamente la misma. Y ante Paraguay, un equipo aguerrido y muy disciplinado, se sufrió de lo lindo. Tuvo que aparecer Laurent Blanc en la prórroga para anotar el 'Gol de Oro' que metía a Francia en cuartos. Allí, 'Zizou' volvía a vestirse de corto.

La crisis de Ronaldo y la cabeza de Zidane
Y Francia siguió avanzando con el punto de suerte que todo campeón necesita. Eliminó a Italia en la tanda de penaltis y remontó a la Croacia de Suker (1-2) con un inesperado 'doblete' de Thuram. En la final esperaba la Brasil de Ronaldo. Todo un desafío. Los 'bleus' habían cumplido el objetivo y mientras todo el país festejaba el acceso al gran partido, un jugador mantenía una mueca de cierta disconformidad. Zidane no estaba satisfecho. "Estoy satisfecho con mi actuación, pero me faltó algo hasta ahora y es marcar. Espero hacerlo en la final contra Brasil".

Dicho y hecho. Zidane aniquiló a la selección carioca con dos goles de cabeza en sendos saques de esquina. La final sonó al ritmo que marcó 'Zizou' y Ronaldo no bailó al compás de la melodía 'bleu'.Como bien recuerda Roberto Carlos, algo no funcionaba bien en el cuerpo del 'Fenómeno': "Ronaldo estaba más amarillo que nuestra camiseta". Más tarde se conocería que el punta brasileño había sufrido una crisis cardíaca en las horas previas al partido. Desactivado el gran peligro de Brasil, Petit se encargó de cerrar la fiesta gala. Francia era campeona del mundo.

Trezeguet y la mágica remontada
Dos años más tarde, y ya con Roger Lemerre en el banquillo, Francia se presenta en la Eurocopa con otro aire. El prestigio se ha recuperado y todos esperan lo mejor de ellos. Pronto demuestran que su ciclo no ha terminado. Dinamarca y la República Checa sufren el poderío de los 'bleus' y sólo Holanda, tras una gran remontada, consigue bajar a Francia del pedestal en el que permanecía desafiante.

En cuartos se deshace de España en un partido vibrante recordado por los aficionados españoles por el penalti fallado por Raúl. Zidane y Djorkaeff acabaron con La Roja y se plantaron en semifinales, donde esperaba Portugal. Una vez más, Francia se abrazaba a la prórroga para no cortar su camino. Tras el gol de Nuno Gomes y el empate de Henry, Zidane decidió en el tiempo añadido. Segunda final en dos años y un nuevo contrincante: la Italia de Francesco Totti. Y, una vez más, un desenlace agónico y épico para pasar a la historia del fútbol como uno de los mejores equipos de la historia.

En el minuto 90 de partido Italia acariciaba el título gracias al tanto de Delvecchio. Pero el destino no había pensado en la 'azurra' para levantar el título. Wiltord, una de las novedades con respecto al equipo del Mundial, empata el partido y condenaba la final a la prórroga. Situación que a los 'bleus' les resultaba un tanto familiar. Ante una Italia hundida moralmente, Francia se fue a por el partido y en el minuto 103, Trezeguet mandó un misil a las redes de Toldo para desatar la locura en Francia. Campeón del Mundo y de Europa en tan sólo dos años. Un hito en el fútbol francés y una hazaña al alcance, únicamente, de una selección de leyenda. Y la Francia de Zidane lo fue.

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http://www.marca.com/2012/07/10/futbol/futbol_internacional/1341938838.html
 
LA SELECCIÓN ESPAÑOLA, DE 2008 A 2012
La increíble historia del tiki-taka
Una quinta irrepetible de jugadores guió a España en la toma de su primer Mundial
La selección encontró su exitoso estilo durante la conquista de la Eurocopa de 2008
Culminó su obra cumbre al jugar sin delanteros durante la de 2012
"La afición se siente identificada y nosotros disfrutamos", dicen los jugadores

Lo definió Vicente del Bosque como magia. Se refería al sueño cumplido de ver a España campeona de un Mundial de fútbol. Y lo fue. Pero se trató de un truco continuado que comenzó en 2008 y alargó sus efectos, de momento, hasta 2012. Ninguna selección en la historia ha conseguido enlazar tres grandes títulos consecutivos. Lo ha logrado una generación de jugadores irrepetible cuyas palabras descubrieron el secreto desde el primer día: el dominio del balón.

La selección española entendió la posesión como un bien común del grupo. Luis Aragonés esquinó la furia como leiv motiv del juego y le dotó del sentido que pedía la idiosincracia de sus futbolistas. Fue en la Eurocopa de 2008 cuando España encontró un estilo triunfador. "Precisión extraordinaria en su pase, con una velocidad muy buena y con gol; eso es lo que la erige como una grande", asegura el técnico.

Entrenar a este equipo es una labor agradecida. Lo dicen los números. Aragonés lo dirigió en 59 partidos con un porcentaje de victorias del 70%. Del Bosque ha alcanzado el 81% en 61. Un récord. "Tenemos una filosofía muy buena, a la que todos los futbolistas que hay aquí y todos los jugadores de España se adaptan perfectamente. Priorizamos más el talento que el físico y la fuerza. La afición se siente identificada y disfrutamos nosotros, la afición y la gente del fútbol. No se puede pedir más". Xavi Hernández.

El centrocampista del Barcelona es quien, posiblemente, mejor reúne en sus cualidades la manera de hacer de esta España. Lo dicen sus dos últimos seleccionadores. Para Del Bosque: "Es de esos jugadores singulares que es muy difícil encontrar otro parecido”. Para Aragonés: “Es una persona de bien con condiciones extraordinarias para jugar al fútbol".

La increíble historia del tiki-taka comenzó a fraguar en los cuartos de final de la Euro de 2008 ante Italia. Aquella victoria en los penaltis permitió soltar el lastre de la maldición eterna de la selección. Luego desaparecieron todos los tópicos del desastre nacional con el gol de Torres ante Alemania en la final de Viena.

El Mundial de Sudáfrica fue el primero al que España acudió con opciones al título fundamentadas en una realidad constatable. Salió de la cita reconocida con el oro que envuelve los sueños de quienes alzan la Copa Jules Rimet. La gloria. El camino comenzó con una derrota ante Suiza que despertó el catastrofismo patrio. Siguió por la agónica vía de las victorias por la mínima. Encontró la cima en la exhibición ante Alemania en semifinales. Se elevó a la eternidad con un gol de Iniesta en el minuto 116 de la prórroga de la final ante una aguerrida Holanda.

La triple corona parecía una quimera. En la Eurocopa de 2012 había ausencias significativas como las de Puyol o Villa; se vislumbraba falta de gol; quedaba por medir el impacto real del reequilibrio de un vestuario amenazado meses antes por una quiebra emocional entre jugadores del Real Madrid y el Barcelona; el coste psicológico de una prensa exigente, vigilante y acunada en el éxito. Y España culminó la obra cumbre de jugar sin delanteros en la final ante Italia (4-0). Fue en la noche en la que todo el mundo coincidió en darle las gracias.

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http://www.marca.com/2012/07/07/futbol/seleccion/1341657512.html
 
No era mejor poner la España de 2010.
 
Si, como va a estar Arbeloa y no Puyol, ademas Villa a sido mas importante que Silva
 
Seee, Villa y Puyol deberían estar si nombran que es de 2008 a 2012. Faltó la selección de Uruguay de 1924-1930 pero bueno eligieron la del 30 jaja, Peñarol vestido con camiseta celeste casi
 
Eran en realidad 4 atacantes 4 medios y 2 defensas, de los que estan inmediatamente detrás de Silvio Piola, Biaviati era mediocampista, el resto su posicion natural era la de delantero. 1-2-4-4
 

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