Aunque hay que ser prudentes porque en fútbol seis meses son una barbaridad, parece que Mourinho va a cumplir su tradición desde que es entrenador de primer nivel de no permanecer más de 3 temporadas en el mismo banquillo. Mas allá de los mediocres resultados que está cosechando el equipo hasta el momento en esta campaña, el presidente anda desencantado con las últimas e innecesarias polémicas en las que se ha metido el entrenador, charcos que están perjudicando la imagen del Madrid prácticamente a diario. A eso se suma que Mou tampoco parece entusiasmado en el club y cada vez que puede se acuerda de Inglaterra o de Italia con una sonrisa en el rostro. Aunque queda la mitad de la temporada por delante y todo lo gordo por decidir-fundamentalmente la Champions-la relación parece el típico matrimonio de conveniencia en el que la pasión y el enamoramiento han dejado paso a una relación estrictamente comercial.
Es lógico que con esos rumores dispersos por todas las redacciones del país se hayan abierto las quinielas para la sucesión en el trono. Tema delicado porque la experiencia de otros demuestra que el entrenador que sucede a Mou en un banquillo es carne de fracaso porque se encuentra con un vestuario exprimido y al que le ha bajado la tensión competitiva hasta los pies. El entrenador portugués es una especie de Atila: por donde pasa tarda mucho en volver a crecer la hierba...
Están sonando varios nombres, algunos viejas aspiraciones de Florentino como Ancelotti y otros tipo Low, con gusto por el buen juego y de un perfil discreto, en las antípodas de Mourinho. Para mí el mayor mérito que tiene The Special One como entrenador de primer nivel es lograr que los presidentes que deciden contratarle le den el poder absoluto. O le dan lo que pide o no entrena al equipo en cuestión. Y ese mérito ha sido doble en el Madrid, donde Florentino Pérez se había convertido en una trituradora de entrenadores a los que no les daba prácticamente ningún poder. Incluso alguno de ellos como Pellegrini fue ninguneado casi desde el primer día que pasó las oficinas del club para firmar su contrato.
Por eso más allá de nombres de sustitutos hay que saber si el que llegue después del portugués va a tener un poder similar al que tiene el actual entrenador. No hace falta que sea un poder absoluto, de pensamiento único, y que se meta hasta en el color con el que se pintan las paredes del vestuario; lo que hace falta es que el presidente ponga en él la confianza suficiente como para que desde los jugadores hasta el último empleado del club sepan que el entrenador tiene el respaldo suficiente para evitar que sea ninguneado al primer traspiés. Estoy convencido de que si algunos de los entrenadores que han pasado por el Madrid en los últimos años hubieran tenido la mitad de poder del que el presidente le ha dado a Mourinho los resultados hubieran sido iguales o mejores y se habrían evitado todos los líos que han dañado la imagen del club en las tres últimas temporadas. Pero eso, como diría el gran Vicente Del Bosque, es un indemostrable...
Antonio Romero
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Que tanta paz encuentre, como descanso deja. El Madrid seguirá teniendo un problema si detrás de Mourinho no sale Florentino. Con Florentino, tras el mal ejemplo que ha dado con Mourinho, el nuevo entrenador del Madrid, sea quien sea, siempre estará en la picota.
Es lógico que con esos rumores dispersos por todas las redacciones del país se hayan abierto las quinielas para la sucesión en el trono. Tema delicado porque la experiencia de otros demuestra que el entrenador que sucede a Mou en un banquillo es carne de fracaso porque se encuentra con un vestuario exprimido y al que le ha bajado la tensión competitiva hasta los pies. El entrenador portugués es una especie de Atila: por donde pasa tarda mucho en volver a crecer la hierba...
Están sonando varios nombres, algunos viejas aspiraciones de Florentino como Ancelotti y otros tipo Low, con gusto por el buen juego y de un perfil discreto, en las antípodas de Mourinho. Para mí el mayor mérito que tiene The Special One como entrenador de primer nivel es lograr que los presidentes que deciden contratarle le den el poder absoluto. O le dan lo que pide o no entrena al equipo en cuestión. Y ese mérito ha sido doble en el Madrid, donde Florentino Pérez se había convertido en una trituradora de entrenadores a los que no les daba prácticamente ningún poder. Incluso alguno de ellos como Pellegrini fue ninguneado casi desde el primer día que pasó las oficinas del club para firmar su contrato.
Por eso más allá de nombres de sustitutos hay que saber si el que llegue después del portugués va a tener un poder similar al que tiene el actual entrenador. No hace falta que sea un poder absoluto, de pensamiento único, y que se meta hasta en el color con el que se pintan las paredes del vestuario; lo que hace falta es que el presidente ponga en él la confianza suficiente como para que desde los jugadores hasta el último empleado del club sepan que el entrenador tiene el respaldo suficiente para evitar que sea ninguneado al primer traspiés. Estoy convencido de que si algunos de los entrenadores que han pasado por el Madrid en los últimos años hubieran tenido la mitad de poder del que el presidente le ha dado a Mourinho los resultados hubieran sido iguales o mejores y se habrían evitado todos los líos que han dañado la imagen del club en las tres últimas temporadas. Pero eso, como diría el gran Vicente Del Bosque, es un indemostrable...
Antonio Romero
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Que tanta paz encuentre, como descanso deja. El Madrid seguirá teniendo un problema si detrás de Mourinho no sale Florentino. Con Florentino, tras el mal ejemplo que ha dado con Mourinho, el nuevo entrenador del Madrid, sea quien sea, siempre estará en la picota.