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Mega Fútbol
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Digamos que en ese episodio Tévez puede tener una culpabilidad similar a la de Leo Messi con sus problemas fiscales. Presunción de desconocimiento. Pero en otras ocasiones el ‘Apache’ se ha involucrado de forma persistente en causar alboroto. “No hay nada para hacer en Manchester. Cuando termine mi contrato a Manchester no volveré más ni de vacaciones”, decía un futbolista que unos meses antes, en una decisión muy acorde a su desprecio por la ciudad, había cambiado Manchester United por Manchester City. También dijo que se retiraría a los 28 años. Tiene 29 y acaba de firmar tres años con la Juventus.
Carlos Tévez puede presumir de una hazaña única en el mundo del fútbol. En una tarde de derby mancuniano, siendo él futbolista del City, los aficionados de ambos equipos unieron sus fuerzas gracias al argentino. Una iniciativa comercial hizo circular por las calles de Manchester un camión de la basura que invitaba a citizens y reds a tirar allí sus camisetas del Apache. En aquella época unos le detestaban por traidor y los otros por su confrontación con Roberto Mancini. También, en un capítulo de lógica aplastante, Tévez ha abandonado Manchester una vez han echado al técnico italiano. Y cómo no, ha escogido Italia como destino, a ver si se lo encuentra.
Tévez llega a la Juventus como pieza básica para mejorar a la plantilla en el puesto de delantero centro. Es quizá la única pieza que les faltaba en Turín, calidad diferencial en el área contraria. El club ha recibido con sus mejores galas al futbolista que logró que odiaran su camiseta en Manchester entregándole una de las prendas más especiales del futbol mundial. Todo muy lógico. La maglia con el codiciado dorsal ’10′. La de Del Piero. La de Platini. La de Baggio. La que pesa.
Hace doce meses, cuando la Vecchia Signora recuperó a Sebastian Giovinco del Parma, la hormiga atómica hizo un guiño al técnico, a ver si colaba: “Si el 12 es definitivo, me gusta. Pero si Conte me diera el 10 me haría feliz”. Giovinco es infeliz.
Hace unos días Arturo Vidal, centrocampista chileno, tuvo que detener por unos segundos sus vacaciones para desmentir en su perfil de twitter (@kingarturo23) que quisiera el ’10′ para él: “Nunca pedí la camiseta ’10’. Esa tiene un dueño y se llama Alessandro”. Algún fan se le había dirigido con no muy buenas palabras sobre esa posibilidad. Una ofensa a Del Piero es condena perpetua en Italia.
En algún momento entre la marcha de Del Piero a Australia y la llegada de Carlos Tévez la Juventus se planteó retirar el dorsal ’10′. Alessandro lo había llevado 19 temporadas. Sin embargo, mientras el club quería darle trascendencia al número y a la leyenda de su futbolista Del Piero se la restó: “No quiero que se retire, quiero que los niños sigan soñando con vestir esa camiseta algún día”. Dudamos que lo hubiera soñado pero ahí la tiene Carlos Tévez.
¿Porqué a él? En realidad la Juventus se ha comportado como acostumbraba en el pasado. El reinado de Del Piero quizás lo había disuelto, pero en Turín le dan el ’10′ a quién se espera que lidere al equipo. Generalmente a un recién llegado. En Tévez ven al fichaje decisivo, al hombre líder, al hombre importante para dar el salto a la corona europea. Si bien podríamos discutir que Andrea Pirlo merecería esa distinción, al margen de su edad, es un futbolista tan reputado que ya tiene marca propia, el ’21′.
En 1980 el irlandés Liam Brady era futbolista del Arsenal, un pasador genial, zurdo. En los últimos meses se especulaba con una posible salida. Así lo vivía Nick Hornby: “Nunca me había sentido tan intensamente relacionado con un futbolista. Durante cinco años había sido el foco del equipo y por lo tanto una parte muy importante de mi. Los rumores sobre su marcha iban siempre conmigo, como una pequeña sombra en una radiografía”. Es un extracto de Fever Pitch. Aquel era un verano especial en Italia porque se volvían a abrir las fronteras. Los clubes podían incorporar de nuevo a jugadores extranjeros. La Juventus quería a Karl-Heinz Rummenigge, del Bayern de Múnich. No llegó. También sonaba un tal Diego Armando Maradona, entonces en Argentinos Juniors. Tampoco. Hornby se comía las uñas. La tercera opción juventina era el polaco Zbigniew Bonieck, que tuvo que esperar un par de veranos más para fichar por la Juventus. Así que, Hornby devastado, Liam Brady fue blanquinegro.
Cómo Tévez, fue llegar y recibir el 10. Fueron dos años con ese dorsal en la espalda y Brady lo hizo bastante bien. La Juventus ganó dos Scudettos, puede que el irlandés no marcara muchos goles pero ya hemos contado que no era su principal virtud. Él era el futbolista importante. El futbolista que en el que sería su último partido, sabiendo que le echaban para fichar a Michel Platini, jornada 30 de la temporada 81/82, la última, en el campo del Catanzaro, marcaba de penalti el gol del título.
Fichado Platini, mismo procedimiento. El ’10′ para la estrella francesa (1982 – 1987) y Brady se marchó a la Sampdoria.
Después de Platini, dos años en blanco. Marino Magrin, fichado del Atalanta, no lo quiso. Habría que esperar a Giancarlo Marocchi.
Marocchi solo llevó el ’10′ un par de temporadas, del 87 al 89. Era un mediapunta inteligente, con clase, al que apodaban el Cicciobello. Tenía solo 19 años y unas facciones muy infantiles, de ahí su comparación con Cicciobello, una muñeca italiana diseñada por Giochi Preziosi. Dijo que tan solo estaba calentando la maglia, que aguardaba la llegada en 1990 de Roberto Baggio, que ya lucía el ’10′ en la Fiorentina y que, como no podía ser de otra manera, el club juventino recibió con el mismo dorsal.
No fue una transición fácil entre Baggio, que se iba al Milan, y Del Piero, al que la Juventus le confiaba su camiseta, y por lo tanto su responsabilidad. Del Piero tenía apenas veinte años. Nunca defraudó.
El número que recoge ahora Tévez lo llevaron futbolistas de una enorme calidad, a los que hemos citado a partir de los años ochenta. Pero también fue así con anterioridad, aunque pasó por carácteres más rudos, como Romeo Benetti en los setenta, un portento físico, y ocasionalmente por futbolistas que no aguantaron su peso. Uno de ellos, Fabio Capello. Pero casi siempre la maglia con el dorsal ’10′ de la Juventus estuvo relacionada con la calidad técnica, con la fantasía, Platini, Baggio, etcétera. Alguien había marcado una tendencia.
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En 1957 llegó a Turín un joven de 22 años procedente de River Plate. Medía 1’62 y no pesaba ni sesenta quilos. Jugaba con las medias abajo del todo, solo tenía una pierna, la zurda, y le llamaban cabezón, a veces por terco y otras porque realmente tenía la cabeza bastante grande. En el programa Sfide, de la Rai 3, en el cual hemos seguido la marcha de la maglia que pesa, le definían como egocéntrico, problemático e irascible. Le gustaba humillar al contrario, tenía debilidad por los túneles y por regatear a los porteros. Era de otra época pero las imágenes no mienten, tenía calidad para diferenciarse también ahora. Enrique Omar Sívori fue el primero en dotar al ’10′ de Vecchia Signora de una estampa única, que ahora recoge, quizás sin conocer de dónde viene, otro argentino problemático.
Escrito por: POL GUSTEMS (@polgustems)
Fuentes: DDF