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Mega Fútbol
- 16/4/12
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Me atrevería a decir que, por primera vez en toda su dilatada historia futbolística, Inglaterra llega a una fase final de un torneo de selecciones sin aspiraciones reales de éxito. Ya no vale aquello de “son los inventores del fútbol” o “disfrutan de la mejor liga del mundo”. No. Esos argumentos han venido desvirtuándose con el paso del tiempo. Ya nadie confía en Inglaterra como para que parta como favorita de un torneo de este calibre. Los últimos acontecimientos ayudan poco a que las sensaciones mejoren. La salida de Fabio Capello por la puerta de atrás, la precipitada y poco convincente llegada de Roy Hodgson (Stuart Pearce mediante), los turbios asuntos en torno a la capitanía y, como colofón, la epidemia de lesiones que ha asolado el plantel inglés.
Pues bien, piensen ahora en uno de esos estúpidos y absurdos caprichos que de vez en cuando le dan al fútbol. Piensen en Inglaterra sumida en el peor escenario posible para la disputa de un gran torneo de selecciones, con un entrenador discutido por prensa y afición y cuestionado por gran parte de los futbolistas. Piensen en una convocatoria salpicada de polémicas y con el aderezo final de los abandonos de la multitud de lesionados de última hora. Añadan una dosis de polémica, servida con motivo de la tensión racial que parece vivir en los últimos tiempos el fútbol inglés. Y ahora agiten toda la mezcla y observen lo que sale de la coctelera… ¿lo ven? Es una Inglaterra sorprendente, triunfante, exquisita y a la que nadie, en semejantes circunstancias, se esperaba. Cosas mucho más raras se han visto.
Un plantel creado para la polémica. Como si Hodgson hubiese querido que sus primeras semanas al frente del combinado inglés fueran azotadas por la peor de las tempestades mediáticas, diseñó una convocatoria con vistas a la Euro repleta de motivos para desatar la ira de la opinión pública del país. Para empezar, dejó fuera del equipo por razones solo aparentemente deportivas a Rio Ferdinand. La causa encubierta, la posición indiscutible de John Terry en el equipo y su reciente polémica con Anton Ferdinand, hermano del central del United. Ni siquiera la posterior lesión de Gary Cahill fue suficiente para que el técnico recapacitara y readmitiese en sus planes a Rio. Pero no fue el único caso. Decidió prescindir de hombres con solera, como Michael Carrick, Peter Crouch o Adam Johnson, e incorporó algunas soluciones discutibles para la mayor parte de los aficionados y la prensa inglesa, con una querencia insólita por futbolistas procedentes del Liverpool.
Las siete lesiones. Las sufridas por Gary Cahill, Gareth Barry, Frank Lampard y John Ruddy, amén de las ‘long-term‘ ya conocidas de los que hubiesen sido más que probables titulares Aaron Lennon, Jack Wilshere y Kyle Walker, han terminado de dar al combinado inglés un aire decadente que incita a pensar en el descalabro más absoluto. No es que los sustitutos de los ausentes no den el nivel (aunque en alguno de los casos el salto cualitativo sea más que notable), es que ni el mejor plantel del mundo sería capaz de sobreponerse con soltura a seis imprevistos como los que arrastra Inglaterra. Además, quizá sea la última oportunidad de que futbolistas consagrados pero ya veteranos, como Steven Gerrard, John Terry o Ashley Cole (los tres superan la treintena) puedan firmar una actuación memorable en un torneo internacional.
Rooney castigado en el ‘Thinking corner‘. Para colmo de males, Inglaterra deberá afrontar sus dos primeros partidos, incluyendo el debut ante Francia, sin su mejor futbolista. La obligada ausencia de Rooney, sancionado por su expulsión ante Montenegro en la fase de clasificación, altera considerablemente la ofensiva inglesa. Sin el punta del United, todo parece indicar que será su compañero Danny Welbeck quien le sustituya en el once inicial. No es lo mismo, naturalmente. Los ingleses quizá ganan en velocidad, pero pierden en pegada. Basta por comprobar si para cuando retorne Rooney no es ya demasiado tarde. Una baja que puede condicionar el futuro del equipo en el torneo.
Bandas de vértigo. Si algo destaca en el seleccionado inglés es la masiva presencia de futbolistas de banda. Extremos velocísimos y muy hábiles por ambos costados: Walcott, Oxlade-Chamberlain, Young o Downing. Responden todos ellos a un perfil similar. Jugadores capaces de voltear un partido o de resquebrajar cualquier defensa cerrada en apenas un par de de minutos. No obstante, de los mencionados solo Ashley Young parece contar con plaza asegurada en el once.
El equilibrio con Scott Parker. Quzá sea el centrocampista de los Spurs, en ausencia de Rooney, el elemento más decisivo del esquema de Hodgson. Le ha llegado algo tarde el reconocimiento (son ya 31 años) pero, y más en ausencia de Barry, es vital para las aspiraciones inglesas. Aporta el equilibrio necesario entre fase ofensiva y defensiva y su inteligencia táctica sostiene al equipo para lucimiento de los de arriba y de los medios (Gerrard) con mayor capacidad de llegada. Es fútbol ficción, pero habría formado un tándem ilusionante con Wilshere.
Posible once inicial. (1-4-3-2-1) Hart – Johnson, Lescott, Terry, Cole – Parker, Gerrard, Milner – Young, Walcott – Welbeck (Rooney)
Pronóstico DDF. Como ya se ha comentado, Inglaterra llega a este torneo sin ninguna expectativa. Nadie confía en una actuación brillante, y hay quien incluso calificaría como “éxito” el simple hecho de pasar a cuartos. Los ingleses se lo jugarán con Ucrania y Suecia, dos selecciones absolutamente imprevisibles. Perder con Francia en el debut tensaría mucho la cuerda para los dos compromisos decisivos.
DDF