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De la épica se encarga Ridley Scott en la producción, y del rigor histórico y los paisajes, National Geographic, por lo que "¿Quién mató a Jesús?" será para Semana Santa un plan televisivo lejos de lo convencional, dada la complejidad moral, política y social con que tiñe algunos pasajes claves del Nuevo Testamento.
Milagros quizá explicables científicamente, espiritualidad revestida de filosofía humanista y pasajes bíblicos que podrían recordar a cualquier intriga de poder actual son los elementos narrativos con los que la producción se ha propuesto atraer a creyentes y a no creyentes.
De tres horas de duración y basada en el libro homónimo de Martin Dugard y Bill O´Reilly, esta producción televisiva se estrena el domingo simultáneamente en los 171 países que acceden al canal National Geographic.
La vida de Jesús, fruto de productos épicos en Hollywood, radicales como el de Pier Paolo Pasolini, hiperviolentos como el de Mel Gibson o incluso musicales como "Jesucristo Superstar", ¿puede todavía encontrar una nueva mirada? Lo primero que llama la atención es que el actor que interpreta a Jesús, Haaz Sleiman, recibió educación musulmana y se declara agnóstico.
Pero para él, lo que hizo grande a Cristo "no fue su divinidad, sino su humanidad", dice en una entrevista con un grupo de periodistas. "Humanizarle a él y a la historia en la medida de lo posible es el objetivo de esta producción.
En otras es etéreo, espiritual, el hijo de Dios. Yo no tenía que probar eso. Este Jesús sangra cuando le hieren, sufre cuando lo azotan. Vino a este mundo para ser un hombre más", asegura. "Vino a enseñarnos lo que éramos capaces de ser como humanos.
Que todos podemos ser, en cierta manera, Jesús", concluye este intérprete libanés de poderosa mirada que realizó la audición por Skype para convertirse en el "rey de reyes". En segundo lugar, y gracias a un equipo de 250 técnicos y especialistas y más de 4.500 extras, "Killing Jesus" es un fresco histórico sobre el eterno hervidero de conflictos que es Oriente Medio, aunque haya sido rodada en Marruecos. Un despliegue que lleva el sello del Ridley Scott de "Gladiator".
De esta manera, el enfoque político-histórico resulta tan riguroso como se espera del canal más famoso de documentales y tan novedoso y enrevesado como si fuese "House of Cards". Quedan explicadas de manera más minuciosa que nunca las intrigas tanto en el poder político, liderado por Herodes Antipas y Poncio Pilato, como en el religioso, con los líderes del templo judío Caifás y Anás a la cabeza. "Son tramas sumamente actuales.
La figura de Jesús despertó muchos miedos en la comunidad política y religiosa y el miedo sigue siendo algo con lo que lidiamos hoy en día, que nos genera la intolerancia que acabó con Jesús. La historia se repite", asegura a Efe el irlandés Eoin Macken, que interpreta a Herodes Antipas, a quien sedujo Salomé y ordenó cortar la cabeza a San Juan Bautista "Antipas era muy débil y fue empujado a hacer muchas de las cosas que hizo.
Era un hombre muy poderoso, pero lleno de flaquezas. Todos los personajes que habitualmente han sido considerados villanos en el Nuevo Testamento tienen aquí una complejidad emocional que ayuda a entenderlos", añade Macken. Y, para terminar, "Killing Jesus", en pleno siglo XXI, se permite ir más allá de la sugerencia el contenido erótico soterrado de las Sagradas Escrituras y expresar sin pudor la violencia de algunos de sus pasajes, con especial carga sensual en el personaje de Salomé, que interpreta Stephanie Leonidas.
"Me gustó retratar a una Salomé que utiliza sus armas de seductora sin haber dejado de ser una niña, de tal manera que a veces ella es la primera en horrorizarse por sus propias acciones", asegura quien destaca el buen ambiente que hubo en todo el rodaje, en el que también estuvieron actores como Rufus Sewell, Kesley Grammer o Stephen Moyer.
Y es que Leonidas considera que, aporte algo nuevo o no, "siempre es relevante hablar de religión. La Biblia es una de las historias más grandes contadas y nos influye a todos, nos guste o no. La religión siempre será controvertida, pero como seres humanos necesitamos debatirla continuamente", concluye.