georgeb1982
Mega Fútbol
- 18/4/12
- 2.183
- 1
- Equipo
“No es arrogancia si puedes sostenerlo” (Muhammad Ali)
1-HYBRYS.
La vanidad o desmesura por parte del héroe fue un argumento recurrente en la mitología clásica. El término hybris (ὕϐρις) designaba al orgullo desaforado en el que degeneraban con frecuencia aquellos que lindaban entre lo divino y lo humano. Una falta castigada con severidad por los Dioses partidarios de la mesura y sobriedad.Narciso es probablemente el mito que mejor plasma esta incontinencia. Cautivado por su propia belleza, el joven pone fin a su vida precipitándose en las aguas en las que contemplaba absorto su hermosura. Un destino trágico como condena a la*soberbia mostrada al despreciar a la doncella Eco. La metáfora, no obstante, culmina con un giro positivo: el del nacimiento de una bella flor en el mismo lugar donde perdió la vida.Podemos distinguir el pecado de hybris en innumerables narraciones a lo largo de la historia. Lo encontramos en la ascensión de Ícaro al sol, en el ideario de Raskolnikov, en el anhelo de Dorian Gray, en Anakin Skywalker proclamándose elegido o en el Coronel Kurtz consagrado dios en la selva vietnamita. El cómic y el fútbol, escenarios proclives a la abstracción, tampoco podían ser una excepción. Booster Gold, Namor o Iron Man en las viñetas o*George Best, Maradona e Ibrahimovic, en el terreno de juego, adoptan el mismo arquetipo, aunque pocos han resultado tan reconocibles como Thor y Cristiano Ronaldo. Las trayectorias del portugués y el asgardiano discurren, desde sus inicios, en un sorprendente paralelismo bajo la guía del relato narcisista.El Thor de la Marvel es presentado, desde su versión original, como un guerrero excepcional aunque arrogante y orgulloso. Su prepotencia le lleva a desatender órdenes explicitas de Odín y rompe la frágil tregua con los Gigantes de Hielo. Tras su irresponsabilidad, el*Padre de todos*le reprocha con vehemencia su vanidad y lo destierra a la Tierra.“No eres digno de tu reino, no eres digno de los seres queridos a los que has traicionado” (Odín)También Cristiano adquirió con prontitud un estatus de estrella en la Premier League aunque sus gestas no tuvieron una acogida incondicional. Sus*pavoneos en las celebraciones, la excesiva teatralidad en algunos lances o una incontrolada inmodestia a la hora de juzgarse le granjearon el apodo de*“Cocky (fanfarrón) Ronaldo”. Arsene Wegner atribuyó a*“su arrogancia provocadora”*la dureza que recibía de los rivales. Al respecto de este ensañamiento el propio Alex Ferguson conminó públicamente al portugués a controlar su temperamento. Años más tarde, su excompañero Wayne Rooney confesaba en su autobiografía que jamás había conocido a nadie tan presumido.“Tenía un espejo en el armario del Spa de Old Trafford y no paraba de mirarse. En el túnel que daba acceso al estadio también hay espejos y Cristiano se quedaba mirándose varios minutos. Jugué con él y me di cuenta de que no podía pasar sin admirar su imagen”. (Wayne Rooney)
2-NÉMESIS.
Némesis, diosa de la venganza, castigó a Narciso haciendo que se enamorara de su propia imagen. Atraído por la contemplación de su reflejo en el agua el joven terminó cayéndose y se ahogó. El mito nos advierte: aquél que comete pecado de hybris cae.La caída de Thor no refiere simplemente a su descenso a la Tierra sino que trasciende a su condición humana. Un declive que difiere en función de sus versiones. Mientras que en el cómic se le degrada a la fragilidad de un lisiado con muletas,*en la pantalla se presenta como un hercúleo príncipe, altivo e insolente que exige, desde su llegada, honores y pleitesía. Pero de cualquier modo, en ambas circunstancias, Thor carece de su poder legendario. Es un mortal. Su destino se ha truncado.Y del mismo modo que Thor fue repudiado justo a las puertas de su coronación, también Cristiano vio abortada su entronización, la*final de la Champions League del 2009, evento que debía ratificarlo definitivamente tras haber copado todos los títulos el curso anterior. Aquella final en Roma marcó el inicio de la caída del portugués.El clima de animadversión hacia su persona se generaliza e intensifica nada más llegar a España. Lo que en Inglaterra fue un afeamiento con respecto a comportamientos puntuales pero amortiguado por la tradicional empatía del inglés hacia sus futbolistas, en la Liga adquirió*grado de juicio sumarísimo. Si las aficiones rivales acosaron al madridista, como a ningún otro galáctico antes, la propia afición del Bernabeu le resistió los aplausos pese a la evidente trascendencia del jugador en el equipo.Por si fuera poco, Cristiano fue superado deportivamente, tanto grupal comoindividualmente, ante un rival titánico, lo que le privó de la inercia de triunfos a la que ya se había acostumbrado. Como en el caso del asgardiano, las primeras reacciones del delantero fueron de frustración, rechazo y reivindicación. Unas declaraciones post partido resultaron el detonante definitivo:“Yo pienso que por ser rico, por ser guapo y por ser un gran jugador, las personas tienen envidia de mí. No tiene otra explicación”. (Cristiano Ronaldo)La opinión pública jamás perdonó que Cristiano enumerase sus virtudes poniendo distancia entre él y los demás. Sus palabras confirmaban el pecado de hybris por el cual había sido condenado.
3-NARCISO.
Y en el lugar donde se sumergió su cuerpo, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso. El mito puntualiza: Lo que propicia la caída puede impulsar también la ascensión.Las mismas pulsiones que devienen en soberbia y envidia son, en ocasiones, motivo de un espíritu de superación inquebrantable, de un amor propio inmune a la decepción o de una reivindicación de la voluntad individual frente a un destino impuesto. La virtud y el defecto pueden ser, por tanto, distintas versiones del mismo atributo.El mito de Prometeo, la leyenda de Sun Wukong o el Lucifer de Milton son ilustrativos de este tipo de hybris que resulta de un desafío al poder divino. Prometeo engaña a Zeus por dos ocasiones y es por ello castigado de forma horrenda.CRISTIANO, REBELDE CON CAUSA, DESAFÍA AL PODER DIVINO Y AL DESTINOSun Wukong, el Rey Mono, es perseguido por las huestes celestiales que tratan de aplacar su altanería. Construido como el héroe romántico por excelencia, el*Lucifer de Milton*trata de escapar de la divina providencia. La particular disposición del universo judeo-cristiano, en la que todo lo que sucede es voluntad divina, asfixia a Lucifer que busca trascender, ser algo más que aquello a lo que se ha visto abocado. Un rebelde con causa. Algo que continuaría Mike Carey en su excelente cómic secuela“Lucifer”*(Vertigo).También Thor mantiene un pulso constante contra lo inevitable. Aunque técnicamente ocupa la posición en el*escalafón Marvel de Superman, es decir, teóricamente es*“el hombre fuerte”, sus grandes sagas no garantizan un final victorioso. Circunstancia que, en ocasiones, obedece a su determinación de encarar amenazas que él mismo sabe que no puede contener. Como los dioses cósmicos, llamados Los Celestiales, quienes destruyeron su martillo posteriormente restituido; o el invulnerable dragón Fafnir, a quien solo consigue matar gracias al sacrificio de su escudero Eilif; o su enfrentamiento con su peor adversario, la serpiente Jörmundgander, el enemigo destinado a matarle y al que combate, padeciendo un sufrimiento insoportable, con sus huesos rotos y soldados mediante una armadura.De un modo análogo, Cristiano decidió enfrentarse a enemigos que, a priori, no podía vencer: el Fútbol Club*Barcelona de Guardiola y Lionel Messi. La alta probabilidad de sucumbir ante un rival histórico*EL BARCELONA DE MESSI Y PEP, RIVALES TERRIBLESy ante un competidor individual sin igual no le indujo a continuar plácidamente en Inglaterra. Tras perder su corona lo único que cabía era acudir raudo tras ella, aunque el destino le fuera adverso, aunque ganar resultara una quimera. Y es que si algo resulta irrefutable es la personalidad competitiva del luso. En la retina de todos perdura la imagen del portugués jaleando a sus compañeros, en la primera semifinal de la Champions contra el Barcelona en el Bernabeu, espoleándolos a que adelantasen la posición que su propio entrenador les había ordenado retrasar. Una directriz estéril en el caso del luso, porque Cristiano Ronaldo jamás retrocede.“Cuando estoy en la piscina con mi novia nos gusta echar una carrera. A veces tienes que darle una oportunidad de que sea feliz, pero al final le gano porque no me gusta perder. Soy muy competitivo” (Cristiano Ronaldo)La misma ambición que caracterizó a otros héroes deportivos como Muhammad Ali, Wilt Chamberlain, Eddy Merckx o Usain Bolt. ¿Y es que, acaso, no es el anhelo de llegar cada vez más alto aquello que distingue al ser humano?
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1-HYBRYS.
La vanidad o desmesura por parte del héroe fue un argumento recurrente en la mitología clásica. El término hybris (ὕϐρις) designaba al orgullo desaforado en el que degeneraban con frecuencia aquellos que lindaban entre lo divino y lo humano. Una falta castigada con severidad por los Dioses partidarios de la mesura y sobriedad.Narciso es probablemente el mito que mejor plasma esta incontinencia. Cautivado por su propia belleza, el joven pone fin a su vida precipitándose en las aguas en las que contemplaba absorto su hermosura. Un destino trágico como condena a la*soberbia mostrada al despreciar a la doncella Eco. La metáfora, no obstante, culmina con un giro positivo: el del nacimiento de una bella flor en el mismo lugar donde perdió la vida.Podemos distinguir el pecado de hybris en innumerables narraciones a lo largo de la historia. Lo encontramos en la ascensión de Ícaro al sol, en el ideario de Raskolnikov, en el anhelo de Dorian Gray, en Anakin Skywalker proclamándose elegido o en el Coronel Kurtz consagrado dios en la selva vietnamita. El cómic y el fútbol, escenarios proclives a la abstracción, tampoco podían ser una excepción. Booster Gold, Namor o Iron Man en las viñetas o*George Best, Maradona e Ibrahimovic, en el terreno de juego, adoptan el mismo arquetipo, aunque pocos han resultado tan reconocibles como Thor y Cristiano Ronaldo. Las trayectorias del portugués y el asgardiano discurren, desde sus inicios, en un sorprendente paralelismo bajo la guía del relato narcisista.El Thor de la Marvel es presentado, desde su versión original, como un guerrero excepcional aunque arrogante y orgulloso. Su prepotencia le lleva a desatender órdenes explicitas de Odín y rompe la frágil tregua con los Gigantes de Hielo. Tras su irresponsabilidad, el*Padre de todos*le reprocha con vehemencia su vanidad y lo destierra a la Tierra.“No eres digno de tu reino, no eres digno de los seres queridos a los que has traicionado” (Odín)También Cristiano adquirió con prontitud un estatus de estrella en la Premier League aunque sus gestas no tuvieron una acogida incondicional. Sus*pavoneos en las celebraciones, la excesiva teatralidad en algunos lances o una incontrolada inmodestia a la hora de juzgarse le granjearon el apodo de*“Cocky (fanfarrón) Ronaldo”. Arsene Wegner atribuyó a*“su arrogancia provocadora”*la dureza que recibía de los rivales. Al respecto de este ensañamiento el propio Alex Ferguson conminó públicamente al portugués a controlar su temperamento. Años más tarde, su excompañero Wayne Rooney confesaba en su autobiografía que jamás había conocido a nadie tan presumido.“Tenía un espejo en el armario del Spa de Old Trafford y no paraba de mirarse. En el túnel que daba acceso al estadio también hay espejos y Cristiano se quedaba mirándose varios minutos. Jugué con él y me di cuenta de que no podía pasar sin admirar su imagen”. (Wayne Rooney)
2-NÉMESIS.
Némesis, diosa de la venganza, castigó a Narciso haciendo que se enamorara de su propia imagen. Atraído por la contemplación de su reflejo en el agua el joven terminó cayéndose y se ahogó. El mito nos advierte: aquél que comete pecado de hybris cae.La caída de Thor no refiere simplemente a su descenso a la Tierra sino que trasciende a su condición humana. Un declive que difiere en función de sus versiones. Mientras que en el cómic se le degrada a la fragilidad de un lisiado con muletas,*en la pantalla se presenta como un hercúleo príncipe, altivo e insolente que exige, desde su llegada, honores y pleitesía. Pero de cualquier modo, en ambas circunstancias, Thor carece de su poder legendario. Es un mortal. Su destino se ha truncado.Y del mismo modo que Thor fue repudiado justo a las puertas de su coronación, también Cristiano vio abortada su entronización, la*final de la Champions League del 2009, evento que debía ratificarlo definitivamente tras haber copado todos los títulos el curso anterior. Aquella final en Roma marcó el inicio de la caída del portugués.El clima de animadversión hacia su persona se generaliza e intensifica nada más llegar a España. Lo que en Inglaterra fue un afeamiento con respecto a comportamientos puntuales pero amortiguado por la tradicional empatía del inglés hacia sus futbolistas, en la Liga adquirió*grado de juicio sumarísimo. Si las aficiones rivales acosaron al madridista, como a ningún otro galáctico antes, la propia afición del Bernabeu le resistió los aplausos pese a la evidente trascendencia del jugador en el equipo.Por si fuera poco, Cristiano fue superado deportivamente, tanto grupal comoindividualmente, ante un rival titánico, lo que le privó de la inercia de triunfos a la que ya se había acostumbrado. Como en el caso del asgardiano, las primeras reacciones del delantero fueron de frustración, rechazo y reivindicación. Unas declaraciones post partido resultaron el detonante definitivo:“Yo pienso que por ser rico, por ser guapo y por ser un gran jugador, las personas tienen envidia de mí. No tiene otra explicación”. (Cristiano Ronaldo)La opinión pública jamás perdonó que Cristiano enumerase sus virtudes poniendo distancia entre él y los demás. Sus palabras confirmaban el pecado de hybris por el cual había sido condenado.
3-NARCISO.
Y en el lugar donde se sumergió su cuerpo, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso. El mito puntualiza: Lo que propicia la caída puede impulsar también la ascensión.Las mismas pulsiones que devienen en soberbia y envidia son, en ocasiones, motivo de un espíritu de superación inquebrantable, de un amor propio inmune a la decepción o de una reivindicación de la voluntad individual frente a un destino impuesto. La virtud y el defecto pueden ser, por tanto, distintas versiones del mismo atributo.El mito de Prometeo, la leyenda de Sun Wukong o el Lucifer de Milton son ilustrativos de este tipo de hybris que resulta de un desafío al poder divino. Prometeo engaña a Zeus por dos ocasiones y es por ello castigado de forma horrenda.CRISTIANO, REBELDE CON CAUSA, DESAFÍA AL PODER DIVINO Y AL DESTINOSun Wukong, el Rey Mono, es perseguido por las huestes celestiales que tratan de aplacar su altanería. Construido como el héroe romántico por excelencia, el*Lucifer de Milton*trata de escapar de la divina providencia. La particular disposición del universo judeo-cristiano, en la que todo lo que sucede es voluntad divina, asfixia a Lucifer que busca trascender, ser algo más que aquello a lo que se ha visto abocado. Un rebelde con causa. Algo que continuaría Mike Carey en su excelente cómic secuela“Lucifer”*(Vertigo).También Thor mantiene un pulso constante contra lo inevitable. Aunque técnicamente ocupa la posición en el*escalafón Marvel de Superman, es decir, teóricamente es*“el hombre fuerte”, sus grandes sagas no garantizan un final victorioso. Circunstancia que, en ocasiones, obedece a su determinación de encarar amenazas que él mismo sabe que no puede contener. Como los dioses cósmicos, llamados Los Celestiales, quienes destruyeron su martillo posteriormente restituido; o el invulnerable dragón Fafnir, a quien solo consigue matar gracias al sacrificio de su escudero Eilif; o su enfrentamiento con su peor adversario, la serpiente Jörmundgander, el enemigo destinado a matarle y al que combate, padeciendo un sufrimiento insoportable, con sus huesos rotos y soldados mediante una armadura.De un modo análogo, Cristiano decidió enfrentarse a enemigos que, a priori, no podía vencer: el Fútbol Club*Barcelona de Guardiola y Lionel Messi. La alta probabilidad de sucumbir ante un rival histórico*EL BARCELONA DE MESSI Y PEP, RIVALES TERRIBLESy ante un competidor individual sin igual no le indujo a continuar plácidamente en Inglaterra. Tras perder su corona lo único que cabía era acudir raudo tras ella, aunque el destino le fuera adverso, aunque ganar resultara una quimera. Y es que si algo resulta irrefutable es la personalidad competitiva del luso. En la retina de todos perdura la imagen del portugués jaleando a sus compañeros, en la primera semifinal de la Champions contra el Barcelona en el Bernabeu, espoleándolos a que adelantasen la posición que su propio entrenador les había ordenado retrasar. Una directriz estéril en el caso del luso, porque Cristiano Ronaldo jamás retrocede.“Cuando estoy en la piscina con mi novia nos gusta echar una carrera. A veces tienes que darle una oportunidad de que sea feliz, pero al final le gano porque no me gusta perder. Soy muy competitivo” (Cristiano Ronaldo)La misma ambición que caracterizó a otros héroes deportivos como Muhammad Ali, Wilt Chamberlain, Eddy Merckx o Usain Bolt. ¿Y es que, acaso, no es el anhelo de llegar cada vez más alto aquello que distingue al ser humano?
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