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- 6/4/13
El 21 de noviembre de 1973 se tenía que disputar la revancha entre la "Roja" y la Unión Soviética (la ida había sido 0 a 0) para dirimir quién clasificaba al Mundial de Alemania '74. El partido se debía jugar en el Estadio Nacional de Santiago y los soviéticos se negaron a viajar aduciendo que ese lugar era un 'campo de concentración' de la sangrienta dictadura de Pinochet. Ante esto, el encuentro se simuló y sólo con la presencia del local, el juez inició el duelo y Chile llevó la pelota hasta el arco adversario, donde Valdéz marcó el insólito tanto.
En 1973 el destino cruzó a las Selecciones de Chile y la Unión Soviética en un partido repechaje para dirimir quién de los dos se clasificaba a la Copa del Mundo que se disputaría el año siguiente en Alemania. La “Roja” llegó a dicha instancia como ganadora del Grupo 3 sudamericano, mientras que los soviéticos como vencedores de la zona 9 europea.
Ambos países arribaban con una buena relación, ya que el gobierno de Allende (comunista y vencedor en las alecciones libres de 1970) simpatizaba con los ideales soviéticos. Sin embargo, ocurrió un hecho que cambió todo. Es que dos semanas antes del primer encuentro, el 11 de septiembre, un golpe de Estado liderado por el criminal Augusto Pinochet derrocó al Gobierno de Allende, quien se suicidó en la Casa de la Moneda. Fue entonces que comenzó una de las dictaduras más sangrientas de Sudamérica, con el explícito apoyo de la CIA.
En Chile se había decretado la prohibición de salir del país, pero al mismo tiempo se vio en el fútbol una posibilidad de sacar rédito político y se le permitió entonces al combinado de fútbol viajar a Moscú a disputar el encuentro de ida en el estadio Lenin, el cual culminó con una igualdad sin goles.
El partido definitorio debía disputarse el 21 de noviembre en el estadio Nacional de Santiago, lugar que se había convertido en uno de los centros más grandes de detenidos políticos del país. Fue, de hecho, el lugar en el que asesinaron a Víctor Jara. Conocedores de esta situación, los soviéticos tomaron la decisión de no presentarse al partido (ni siquiera viajaron a Chile) y su Federación emitió un comunicado dando a conocer los motivos. “Por consideraciones morales, los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos”, expresaba parte del mismo.
Los futbolistas chilenos se enteraron de esto la noche anterior al encuentro, pero todo continuó como si nada pasara. Es que el día y la hora pactada llegaron y la Selección local junto al árbitro del encuentro salieron al campo de juego dispuestos a jugar el duelo. Tal es así que hubo una banda de sonido que entonó el himno nacional, luego el juez dio la orden de inicio y los jugadores, sin ningún rival enfrente, fueron pasándose el balón hasta llegar al área rival, donde Valdéz remató al arco vacío, convirtió el único tanto del partido que inmediatamente finalizó y Chile se clasificó al Mundial.
Tras este triste y repudiable suceso, como había 18 mil personas que esperaban ver un partido de fútbol, se jugó un amistoso con el Santos de Brasil que estaba en el país y se despachó con un triunfo por 5 a 0 ante la “Roja”. La tarde más triste del fútbol chileno dejaba su marca en la historia, mientras el objetivo político y deportivo de la sanguinaria dictadura quedaba cumplido.
La Selección Chilena participó en el Mundial de Alemania y se despidió sin ganar ningún partido. Tampoco consiguió victorias en sus dos participaciones siguientes, España ’82 y Francia ’98.
En enero de 1998, en su hogar adoptivo de Austria, Mena Barrales esperaba la Copa del Mundo de Francia. Imaginaba viajar a Saint-Etienne para ver Chile-Austria, sus tierras queridas. Pero la muerte, la misma que esquivó bajo las tribunas del Estadio Nacional, esta vez se acordó de él. Ya no existían la Unión Soviética ni la Guerra Fría.
La dictadura de Augusto Pinochet se prolongó hasta el 11 de marzo de 1990.
FUENTE: Se convertía el gol más fácil de la historia del fútbol y el más triste de Chile - Playfutbol
En 1973 el destino cruzó a las Selecciones de Chile y la Unión Soviética en un partido repechaje para dirimir quién de los dos se clasificaba a la Copa del Mundo que se disputaría el año siguiente en Alemania. La “Roja” llegó a dicha instancia como ganadora del Grupo 3 sudamericano, mientras que los soviéticos como vencedores de la zona 9 europea.
Ambos países arribaban con una buena relación, ya que el gobierno de Allende (comunista y vencedor en las alecciones libres de 1970) simpatizaba con los ideales soviéticos. Sin embargo, ocurrió un hecho que cambió todo. Es que dos semanas antes del primer encuentro, el 11 de septiembre, un golpe de Estado liderado por el criminal Augusto Pinochet derrocó al Gobierno de Allende, quien se suicidó en la Casa de la Moneda. Fue entonces que comenzó una de las dictaduras más sangrientas de Sudamérica, con el explícito apoyo de la CIA.
En Chile se había decretado la prohibición de salir del país, pero al mismo tiempo se vio en el fútbol una posibilidad de sacar rédito político y se le permitió entonces al combinado de fútbol viajar a Moscú a disputar el encuentro de ida en el estadio Lenin, el cual culminó con una igualdad sin goles.
El partido definitorio debía disputarse el 21 de noviembre en el estadio Nacional de Santiago, lugar que se había convertido en uno de los centros más grandes de detenidos políticos del país. Fue, de hecho, el lugar en el que asesinaron a Víctor Jara. Conocedores de esta situación, los soviéticos tomaron la decisión de no presentarse al partido (ni siquiera viajaron a Chile) y su Federación emitió un comunicado dando a conocer los motivos. “Por consideraciones morales, los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos”, expresaba parte del mismo.
Los futbolistas chilenos se enteraron de esto la noche anterior al encuentro, pero todo continuó como si nada pasara. Es que el día y la hora pactada llegaron y la Selección local junto al árbitro del encuentro salieron al campo de juego dispuestos a jugar el duelo. Tal es así que hubo una banda de sonido que entonó el himno nacional, luego el juez dio la orden de inicio y los jugadores, sin ningún rival enfrente, fueron pasándose el balón hasta llegar al área rival, donde Valdéz remató al arco vacío, convirtió el único tanto del partido que inmediatamente finalizó y Chile se clasificó al Mundial.

Tras este triste y repudiable suceso, como había 18 mil personas que esperaban ver un partido de fútbol, se jugó un amistoso con el Santos de Brasil que estaba en el país y se despachó con un triunfo por 5 a 0 ante la “Roja”. La tarde más triste del fútbol chileno dejaba su marca en la historia, mientras el objetivo político y deportivo de la sanguinaria dictadura quedaba cumplido.

La Selección Chilena participó en el Mundial de Alemania y se despidió sin ganar ningún partido. Tampoco consiguió victorias en sus dos participaciones siguientes, España ’82 y Francia ’98.
En enero de 1998, en su hogar adoptivo de Austria, Mena Barrales esperaba la Copa del Mundo de Francia. Imaginaba viajar a Saint-Etienne para ver Chile-Austria, sus tierras queridas. Pero la muerte, la misma que esquivó bajo las tribunas del Estadio Nacional, esta vez se acordó de él. Ya no existían la Unión Soviética ni la Guerra Fría.
La dictadura de Augusto Pinochet se prolongó hasta el 11 de marzo de 1990.
FUENTE: Se convertía el gol más fácil de la historia del fútbol y el más triste de Chile - Playfutbol
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